NUEVOS DATOS SOBRE EL RETABLISTA BARROCO BERNARDO SIMÓN DE PINEDA
02/01/2024
En enero de 2024 se conmemora el IV centenario del nacimiento del escultor Pedro Roldán en Sevilla, aunque sus abuelos, padres y hermanos eran antequeranos. Uno de sus amigos y colega de profesión fue Bernardo Simón de Pineda, artista nacido en Antequera, ciudad que los unía sentimentalmente. Roldán era 14 años mayor que Pineda, quien desde los primeros años de su estancia en la ciudad de la Giralda estuvo vinculado al entorno del sevillano. Pedro Roldán y Bernardo Simón de Pineda fueron autores, junto al pintor Juan de Valdés Leal, del retablo barroco de columnas salomónicas que preside la iglesia del hospital sevillano de la Santa Caridad (imagen superior), una obra paradigmática y una de las joyas de la retablística española. En un artículo titulado Sobre el primer decenio del arquitecto-ensamblador Bernardo Simón de Pineda en Sevilla, publicado en el último número de la revista Cuadernos de los Amigos de los Museos de Osuna, el historiador José Luis Romero Torres aporta nuevos datos sobre Pineda y sus relaciones profesionales. Sus aportaciones amplían los conocimientos sobre sus diez primeros años de su estancia en Sevilla (situando su inicio en el año 1657), las primeras amistades de su entorno artístico y su catálogo de obras. Con este estudio también se aclaran lagunas biográficas, se analizan sus primeros trabajos artísticos y se conocen los artistas que, junto a Roldán y Valdés Leal, arroparon a Pineda en sus comienzos profesionales, como el también escultor Juan Pérez Crespo, los pintores Bartolomé Esteban Murillo, Mateo Sánchez de Mora y Pedro de Medina Valbuena, y los ensambladores Pedro Camacho de la Vega y José Núñez de Herrera. Durante su trabajo en la Catedral de Sevilla, coincidió con otros artistas que también realizaban obras para la iglesia del sagrario y las capillas catedralicias: los escultores José de Arce y Alfonso Martínez, los pintores Juan Gómez Couto, Agustín Franco y Pedro Honorio, y los ensambladores Martín Moreno, Francisco Ballesteros y Francisco de Ribas. Por último, al final de esos diez años, Pineda trabajó conjuntamente con el escultor Andrés Cansino, discípulo de José de Arce, en un retablo conventual para la iglesia conventual del Pópulo de Sevilla, que no se conserva. Según las investigaciones llevadas a cabo por Romero Torres, durante la amplia etapa sevillana (1657-1703), Bernardo Simón de Pineda fue una persona muy sociable y, tal vez, muy extrovertida que desarrolló una gran capacidad de aunar amigos y de ayudar a jóvenes artistas, un caso único y paradigmático en la historia del arte andaluz. |
Foto: Ramón Muñoz
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