RESTAURACIÓN EN LA CATEDRAL DE OVIEDO

Elena Fernández-Pello (02/08/2006)


 

 

Apenas comenzadas las obras de renovación de las bóvedas de la girola ya hay prevista una nueva intervención en la Catedral de Oviedo. Se trata de la restauración del retablo de la Asunción, de transición entre el barroco y el rococó y realizado por José Bernardo de la Meana entre los años 1747 y 1750.

De la intervención se encargará a partir del próximo mes de octubre Luis Suárez Saro, cuyo equipo restauró hace un año el retablo de San Juan Bautista, también en la basílica.

El de la Asunción está colocado en la nave izquierda, a continuación del de San Juan Bautista y cercano al del Descendimiento (en la fotografía), y tiene una altura de casi cinco metros, con un ancho de dos metros y sesenta centímetros y un fondo de sesenta centímetros. El retablo está estructurado en tres calles. La central sobresale y en ella se exhibe la imagen de la Virgen de la Asunción, en una hornacina. El ático está decorado con un relieve dedicado a Santiago y rematado por una hornacina con la talla del busto del Salvador. Las tallas de las calles laterales se han perdido y la de San José ha sido sustituida por otra, también de Meana. En el banco puede apreciarse un relieve que representa la escena de la adoración de los Reyes Magos.

El armazón del retablo es de madera y se apoya sobre un zócalo de piedra. El retablo está tallado en nogal y castaño y está infectado de larvas de insectos xilófagos, hongos y microorganismos, lo que ha provocado la desintegración de parte de los fondos de la hornacina, las cornisas y algunos elementos decorativos. Algunas piezas se han desprendido y hay algunas incisiones producidas por clavos; algunos aún permanecen, oxidados, en su lugar. Los dorados y la policromía también están dañados. Se han desprendido en algunas zonas, sobre todo en los laterales. Presentan rastros de golpes, incisiones y rozaduras. Las tallas, en madera de nogal, se conservan bien, con pequeñas pérdidas en la policromía, golpes y cortes de escasa importancia.

En su día se aplicó una capa de protección al retablo, hoy oxidada, lo que ha alterado su tono general, a lo que se añade el polvo, el rastro del humo y los restos de cera de las velas y los excrementos de insectos. En el banco se colocó un aplique de hierro para colocar las velas, que ahora el restaurador recomienda retirar.

La intervención que Luis Suárez Saro realizará, con la colaboración de cinco o seis titulados en la Escuela de Restauración de Avilés, para los que este trabajo constituirá su primera experiencia en el ámbito profesional, se propone devolver la estabilidad al retablo, utilizando materiales inocuos y que no generen en el futuro problemas de conservación, eliminar todos los añadidos y recuperando la policromía original, sin alterar el espíritu original de la obra. Antes de iniciar los trabajos de restauración, se identificarán los materiales utilizados en el retablo original, se retirarán las piezas desprendidas o con riesgo de desprendimiento, los elementos añadidos como clavos o apliques y se limpiará. Se desinfectará y se asentarán los dorados y la policromía, se consolidarán los soportes y se retirará la capa de protección en mal estado. Luego se tratarán los elementos metálicos originales y se repararán las imágenes y relieves, los volúmenes y la policromía. Finalmente, se aplicará un tratamiento protector sobre toda la pieza y se llevará a cabo un estudio histórico-artístico de la obra.

En mes y medio aproximadamente el trabajo estará acabado y para ello se dispondrá de un presupuesto de alrededor de 15.000 euros, de los que la Consejería de Cultura aportará 5.000 euros; el resto correrá a cargo del cabildo de la Catedral de Oviedo.

 

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