Tal y como adelantábamos el pasado mes de septiembre, una de las piezas cuya intervención estaba prevista es el Retablo de la Asunción, obra de José Bernardo de la Meana (1747-50).

Los trabajos de restauración del mismo comenzaron la semana pasada con el fin de someterlo a una limpieza integral de su estructura, afianzar los elementos que corren riesgo de desprendimiento y eliminarle añadidos posteriores que encubren su diseño original.

El retablo consta de banco decorado con un altorrelieve de la Adoración de los Magos, un solo cuerpo dividido en tres calles, ático decorado con un altorrelieve de Santiago Apóstol, y una hornacina, a modo de copete, donde se halla una pequeña efigie de Cristo Salvador. En la calle central se encuentra otra hornacina con la imagen de la titular del retablo, la Virgen de la Asunción.

José Bernardo de la Meana es también autor de otras piezas barrocas del templo catedralicio, caso de los retablos de San Pablo y San Bartolomé. Hablamos de una iglesia que cuenta igualmente con destacadas creaciones del periodo por parte de otros escultores, como la Inmaculada de Villanueva (en la imagen).

El retablo, labrado en madera de nogal y castaño, presenta un fuerte ataque de xilófagos que requerirá un concienzudo tratamiento de desinsectación. Asimismo, padece de pérdidas de policromía que no serán reintegradas sino coloreadas con una tonalidad similar a la original para dar uniformidad y diferenciar así lo conservado de lo desaparecido.

Los trabajos de reparación, que durarán aproximadamente mes y medio, están siendo llevados a cabo por profesionales formados en la Escuela de Arte de Avilés, bajo la dirección de Luis Suárez Saro.