UNA DOLOROSA DE CRISTÓBAL RAMOS EN EL MONASTERIO SEVILLANO DE SAN LEANDRO
Salvador Guijo (07/04/2022)
Foto: Daniel Salvador-Almeida |
El convento sevillano de San Leandro expondrá para su pública veneración mañana viernes 8 de abril en horario de 10:00 a 14:00 y de 16:30 a 20:30 horas la imagen de la Virgen de los Dolores del Calvario de su clausura, una dolorosa que se halla en el claustro principal del monasterio de religiosas agustinas, desconociéndose las circunstancias de su llegada a este cenobio. Se sitúa en una hornacina propia, frente a la puerta menor de entrada al coro bajo del templo, concretamente, en el tránsito al claustro de San José. La Virgen se representa erguida y a tamaño natural, siendo realizada en barro cocido policromado, como suele ser habitual en el escultor e imaginero sevillano Cristóbal Ramos. Mide 130 centímetros de alto. Aunque el archivo monacal no nos indica la autoría de la imagen, lo cierto es que la dolorosa responde plenamente al estilo de Ramos, verdadero experto en la confección de este tipo de imágenes en las que destaca, junto con la belleza formal del semblante, la maestría en el dominio del modelado en barro. La Virgen de los Dolores recibe el apelativo "del Calvario" pues conformaba un altar efímero durante el tiempo de Cuaresma, que se colocaba, según tradición oral, en la cabecera del coro bajo, delante del retablo dedicado a San Juan. Esta composición recreaba la escena del monte Gólgota, colocando a la Dolorosa junto a un San Juan de tamaño natural a los pies del Cristo crucificado de papelón. Confirman este testimonio los anclajes insertados en el retablo para el crucificado, el dosel y el banco de altar que se colocaba sobre la sillería. El rostro, de gran hermosura, muestra a la Virgen con un rictus dolorido, al que contribuyen poderosamente las cejas finas y onduladas, y la policromía de las mejillas, sonrosadas por efecto de la congoja y el llanto, así como por sus lágrimas de cristal. Rasgo estilístico común con las imágenes de la Virgen de Ramos es igualmente la nariz recta y la boca pequeña y entreabierta, que permite ver los dientes superiores finamente modelados, así como el hoyuelo en la barbilla y la característica papada que comparte con sus producciones infantiles. Con cabeza suavemente vuelta hacia la derecha, su mirada permanece baja. Faltan las pestañas que completarían y enmarcarían sus ojos, entre la caída de sus párpados superiores y los inferiores algo abultados y ligeramente ojerosos. Las manos se posicionan entrelazadas a la altura del pecho. Afortunadamente, los conventos no sucumbieron a la moda del cambio de manos en sus dolorosas -como sí sucedió, por ejemplo, con las dolorosas procesionales- que continuaron con sus manos originales entrecruzadas. Se trata de una pieza de gran calidad, con unas características tipológicas y morfológicas tan próximas a otras imágenes de la Virgen Dolorosa de Cristóbal Ramos que no dudamos a la hora de atribuírsela. Contemplando la caída de su mirada, observamos similitudes, especialmente, con las imágenes marianas dolientes de la iglesia de Santa Ana de Algodonales (Cádiz), así como la perteneciente al retablo pasionario del Crucificado del convento de la Concepción de Osuna (Sevilla), también llamada Virgen de la Soledad. Los tonos claros con tonos mates a la hora de aplicar la policromía hacen de las obras de Ramos imágenes de una gracia especial, una belleza idealizada a medio camino entre el gusto rococó y el academicismo pujante a finales del siglo XVIII. La Virgen de los Dolores del Calvario necesita una limpieza general y la restauración de sus pestañas para recuperar la mirada original de la cual la dotó su autor. Mañana viernes será una ocasión única para su contemplación, pues la misma, como hemos mencionado, se sitúa durante el año en su clausura. Igualmente, las monjas pondrán sus dulces de Cuaresma para la venta, contribuyendo al sostenimiento del convento. |
Foto: Daniel Salvador-Almeida |
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