Hablamos de dos angelitos para la bella Virgen del Carmen que se venera en el convento carmelita de San José de la capital cordobesa, conocido popularmente como el Convento de San Cayetano. Ambos formarán parte de un conjunto de cuatro que acompañarán a la imagen mariana en su paso de palio y en su camarín. Los dos restantes serán estrenados el próximo año y, a diferencia de éstos, figurarán de pie portando unos candelabros.

La altura de los ángeles, sentados sobre cojines, es de 50 cm. Ambos han sido concebidos para flanquear a la Virgen del Carmen con el Niño, tanto en el trono procesional como en su altar del convento, de ahí sus movidas actitudes: uno de ellos, el del paño verde, señala al público el divino simulacro, mientras el otro les muestra el escapulario, que también porta el otro angelito, como símbolo característico de la devoción carmelita.

Dicho atributo, a menor tamaño, cuelga igualmente de los cuellos de unas figuras infantiles plenas de júbilo, cuyos oscuros cabellos se encuentran revueltos y partidos a dos aguas, aunque de forma irregular, cayendo afilados mechones de pelo sobre sus frentes. Los ojos de uno de ellos son pardos, mientras los del que lleva el paño morado, color típico de la iconografía josefina tan ligada a la Orden del Carmelo, son verdosos.

Tanto los semblantes como las nacarinas carnaciones de estas encantadoras y mórbidas estatuillas, recuerdan los de la Virgen del Carmen, espléndida talla de candelero para vestir atribuida a las gubias de Alonso Gómez de Sandoval (siglo XVIII). Tanto los cojines como las bandas que cubren su total desnudez se hallan estofados al temple, sobre oro amarillo, mientras que las alas multicolores están estofadas sobre oro blanco.