Esta talla completa de, aproximadamente, 250 cm de altura, preside el retablo mayor de la iglesia sevillana del Señor San José, una obra reciente en cedro real del taller de los Hermanos Caballero que recuperó el estilo clásico de los altares sevillanos del siglo XVII y que vino a sustituir al que tuvo dicho templo con pinturas de Zurbarán y esculturas de Montañés, de alto valor artístico y perdido por los avatares históricos.

El santo lleva en brazos al Niño, sujetándolo sobre un lienzo. La escultura se dispone en el espacio avanzando la pierna derecha en clara actitud itinerante y, al mismo tiempo, con un predominio del punto de vista frontal. Su composición sigue los modelos de la plástica sevillana del siglo XVIII, representada en artistas como Benito de Hita y Castillo y caracterizada por la intensa sensación de movimiento y dinamismo.

La obra, titular del templo en cuyo camarín principal recibe culto, fue tallada por Rafael Barbero en 1970. La mano derecha del pequeño Jesús acaricia amorosamente la barba de San José, cuyo rostro, aunque marcado por la introspección anímica, muestra cierta expresión melancólica al contemplar al Niño. Ambos se adornan con preseas. Los ricos ropajes del Patriarca se hallan ricamente decorados y estofados en oro.

El santo fue restaurado en 2002 por José Rodríguez Rivero-Carrera con motivo de la ejecución de su retablo, el cual se basa en el diseñado por Alonso Cano para la iglesia lebrijana de Nuestra Señora de la Oliva. El proyecto del retablo hispalense fue realizado por el arquitecto Ramón Montserrat Ballesté, siendo el dorado aplicado por Félix Campos -quien utilizó oro de ley de 23 quilates- y las pinturas realizadas por Arístides Artal.