BAUTISMO DE JESÚS. PINTURA Y ESCULTURA
GIOVAN BATTISTA MORONI

18/06/2022


 

 

Con esta original composición pictórica, que lleva por título "Devoto en contemplación del Bautismo de Cristo" (1555-1560), el pintor lombardo Gian Battista Moroni realiza su particular lectura del pasaje evangélico de San Marcos (Mc 1,7-11) invitando a los fieles a tomar el lugar del oferente representado en primer plano en el cuadro, conservado actualmente en una colección particular de Milán.

En la obra, una de las primeras en las que el artista busca el equilibrio entre el retrato y el tema religioso, es evidente la referencia a las técnicas de "oración mental" propagadas por los textos de devoción a partir de 1400. También en los años de ejecución del cuadro, en la provincia de Bérgamo, donde nació y vivió Moroni, tuvo gran difusión el libro "Ejercicios Espirituales" del jesuita vasco Íñigo López de Loyola, conocido como San Ignacio de Loyola tras su canonización en 1622, quien, entre otras cosas, enseñaba: "la composición consistirá en ver, con la vista de la imaginación, el lugar físico donde está lo que quiero para contemplar".

Por eso, Moroni propone el ejercicio de ponerse en contemplación, de ver el Bautismo de Jesús con los ojos de la imaginación, con un realismo fascinante, absorto el fiel en la contemplación del episodio evangélico que aparece en visión-meditación en su mente. Dos rasgos de la escena confirman lo anterior: el joven, con los ojos embelesados, mira "fuera" del cuadro y "vive en su mente" el Bautismo de Jesús, frente a una columna y un muro desmoronado que lo separan del espacio real.

El pintor, apreciado en toda Europa, representa la escena con realismo, inmerso en una naturaleza típicamente lombarda. El Bautista, que sostiene un bastón en forma de cruz en la mano izquierda como prefiguración de la Pasión, va al encuentro de Jesús, de 30 años de edad, con las manos en oración, un paño blanco anudado a la cintura para cubrir su desnudez y los pies inmersos en el agua del río Jordán. Su primo lo bautiza derramando con una concha el agua sobre la cabeza inclinada.

Sobre ambos personajes se representa al Espíritu Santo que, en forma de paloma, arroja un rayo de luz sobre la cabeza de Cristo, detrás del cual se encuentra un árbol floreciente, símbolo del Nuevo Testamento que comienza. El Antiguo Testamento que termina está simbolizado por el árbol delgado y desnudo que aparece a la derecha, donde también vemos una ciudad fortificada, real o imaginaria, en alusión a la llamada "Jerusalén celestial" a la que, gracias al Bautismo de Jesús, está destinada todo cristiano.

Este óleo sobre lienzo (104 x 112,8 cm) se halla relacionado con otro pintado por Moroni, "Caballero en adoración delante de la Virgen con el Niño" (National Gallery de Washington), pintado por las mismas fechas (hacia 1560), en el que también se reflejan dichas enseñanzas de San Ignacio de Loyola (imagen inferior).

 

 

FUENTES

AA.VV. Giovan Battista Moroni (1520-1578), Bérgamo, Azienda Autonoma di Turismo, 1979, pp. 92-93.

 

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