En el año 1936 se perdía el grupo del Sepulcro que procesionaba en la Semana Santa de Hellín (Albacete). Se trataba de una copia realizada en 1925 por el artista murciano Miguel Martínez Fernández de un conjunto labrado por el escultor valenciano Juan Dorado Brisa en el siglo XIX. Pasada la contienda civil, se encarga al escultor murciano José Noguera Valverde un Cristo Yacente para que, provisionalmente, acompañe en sus desfiles a la venerada imagen de Nuestra Señora de la Soledad.

La obra de Benlliure sustituye a la de Noguera, hoy en día conservada en la cripta del Santuario del Rosario. Reacio en principio a tomar el encargo, Benlliure lo acepta únicamente por su amistad con varios cofrades hellineros. Finalmente, según la hermandad de la que es titular, acabó por gustarle tanto el resultado que se resistió a desprenderse del Yacente, del que hizo una réplica de 60 cm para su colección particular.

Sin duda su ejecución en madera policromada estuvo influenciada por las estremecedoras creaciones sobre el tema del maestro Gregorio Fernández. Las claras tendencias realistas de esta escultura, totalmente alejada de cualquier edulcoramiento devocional, se manifiestan también en las visitas que Benlliure hizo a un hospital de tuberculosos para tomar notas y apuntes con los que llevar a cabo su modelado.

El cadáver, con la cabeza y las piernas inclinadas hacia su izquierda, aparece semihundido en el lecho y rodeado de los instrumentos de la Crucifixión, cuyas secuelas advertimos igualmente en la postura de las rodillas y de los dedos. Salvo escasas manchas en las llagas, la corona de espinas, los clavos y algunas hebras de la melena, no presenta efectos sanguíneos en las descoloridas carnes. El escultor valenciano hizo años después otras dos representaciones de Cristo Yacente para las localidades levantinas de Ontinyent (1943) y Crevillent (1946).

Benlliure presentó la efigie en la Exposición de Imaginería Religiosa de Madrid de 1942, obteniendo la Medalla de Oro por su trabajo. Procesionó por primera vez en Hellín al año siguiente. Ha sido restaurada en el año 2000 por el taller albaceteño El Retablo. Cuenta su hermandad también que la imagen fue codiciada por El Vaticano en tiempos del papado de Juan XXIII, recibiendo su propuesta la negativa de los cofrades hellineros.