ALONSO BERRUGUETE (III)
EL SACRIFICIO DE ISAAC
Margarita Estella
El gran retablo de la Mejorada de Olmedo (Valladolid) inicia la serie de las obras escultóricas castellanas de Alonso Berruguete y es punto de partida de su amplia labor en Valladolid y su entorno, que el escultor compagina con sus negocios familiares y la consecución de sus ambiciones personales, como la creación de un mayorazgo en la localidad vallisoletana de Ventosa de la Cuesta. Su obra de mayor empeño de aquellos años es el monumental retablo del Monasterio de San Benito el Real de Valladolid, reinstalado como el de la Mejorada en el Museo Nacional Colegio San Gregorio. Fue contratado en el año 1526, fecha de su matrimonio con Juana Pereda. Su tasación despertó críticas que acalló la propia orden, no obstante ser la obra que más fama le dio en la posteridad. La escultura del retablo vallisoletano de San Benito el Real, como el bello desnudo del San Sebastián (analizado en la anterior entrega), frágil y etéreo, o el dramático grupo del Sacrificio de Isaac, modelo del grado de expresividad que puede alcanzar su arte sin alterar los cánones de belleza de sus personajes, la figura realista de San Benito, que provocó las críticas de Felipe Bigarny, o el bello relieve de La Conversión de Totila, semidesplomado sobre el bello caballo caído... Una a una, como en un desfile impresionante de sus habilidades y conocimientos tanto de lo antiguo como de lo moderno, son obras universales del arte. Centrándonos en el Sacrificio de Isaac, presenta el momento trágico de la ofrenda de Abraham a Jehová, cuando el Patriarca, separando con una mano el cabello del cuello de Isaac, se tensa en el esfuerzo emocional, preparando su otro brazo para asestar el golpe mortal, con la cabeza hacia arriba en suprema aceptación, con la boca entreabierta, las largas y puntiagudas barbas al viento, casi abocetadas en superficial talla. No es tanto la "terribilitá" miguelangelesca como la grandiosidad del sentimiento lo que aflora en este grupo representativo del Antiguo Testamento, trabajado por Alonso Berruguete con todos los recursos del pleno Renacimiento y con mayor delicadeza formal del detalle que en otras creaciones suyas. |
Fotografía de Enrique Viola
FUENTES: ESTELLA MARCOS, Margarita. "La escultura castellana del siglo XVI", publicado en
Cuadernos de Arte Español, colección Historia 16, nº 8, Madrid, 1991, pp. 19-20 y V (fichero).
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