BLACK LIVES MATTER - PINTURA Y ESCULTURA SACRA
LA REINA DE SABA
30/07/2020
El altar labrado por Nicolás de Verdún para el Monasterio de Klosterneuburg, en la ciudad de Austria que lleva su nombre, muy cercana a Viena, es una obra excepcional del arte medieval. Se terminó en 1181 como un ambón o especie de púlpito desde el que se realizaban lecturas de la Biblia relacionadas con sus iconografías, pero en 1320, al sufrir unos daños, fue ampliado y se convirtió en un retablo plegable a modo de tríptico. El retablo consta de 45 paneles de cobre enriquecido con oro y esmaltes que cuentan historias del Antiguo y Nuevo Testamento. Tiene su parangón en el altar de los Reyes Magos de la Catedral de Colonia, de forma que las figuras que aparecen en las escenas tienen caras individualizadas y paños de pliegues muy articulados, lo que indica la influencia de la Antigüedad clásica; es decir, la escultura griega. En ambos casos la influencia clásica anuncia el declive del románico (base romana) y el advenimiento del gótico (influencia griega). Las escenas, divididas en tres registros horizontales, no siguen un orden de carácter cronológico, sino tipológico: el registro superior muestra el Antiguo Testamento antes de la Ley, el inferior muestra el periodo bajo la Ley desde la entrega de las tablas por Moisés hasta el final del Antiguo Testamento, y el central describe escenas de la vida de Cristo en el tiempo de la Gracia. Uno de los paneles de la banda inferior muestra a la Reina de Saba llevando regalos al Rey Salomón y alabando su sabiduría, mientras que otro de la parte superior recoge el momento en que Abraham entrega los diezmos a Melquisedec. Lo que prefiguran estos dos acontecimientos se representa en la imagen central, que muestra la Adoración de los Tres Reyes Magos al Niño Jesús. La Reina de Saba, que ha sido identificada con Bilquis de Yemen (llamada Makeda por los abisinios), aparece aquí como una figura elegante y piadosa, con la piel negra pero sin los típicos rasgos físicos africanos de la zona situada entre Yemen y Etiopía, de donde se piensa que era originaria y estaba ubicado su reino. Esta imagen del Altar Verdún ilustra un cambio en las interpretaciones de la Reina de Saba, ya que antes simbolizaba a los paganos que no podían entender el cristianismo; sin embargo, en las tierras alemanas del medievo representa a los paganos aptos para la conversión. A veces se la muestra como una blanca con un séquito exótico, pero también, como vemos en este caso, comienza a aparecer como una figura negra. Al igual que Mauricio y Baltasar, las representaciones negras de la Reina de Saba fueron útiles al Sacro Imperio Romano para articular una ideología de cristianismo universal. Sin embargo, una reina negra nunca llegó a ser aceptada sin críticas por la religión cristiana, y partir de los siglos XIV y XV se convirtió en un personaje inequívocamente negativo, una tentadora erótica que llevó a Salomón por mal camino. Su tez oscura, en la medida en que se mantuvo, se incorporó a las nuevas representaciones críticas de los negros. Fue a partir del Renacimiento cuando se la representó a gran escala como una mujer blanca e hipersexualizada, éxotica pero blanca, la mayoría de las veces reclinada y mirando lánguidamente al espectador o a Salomón. Lejos quedaban ya sus imágenes visitando diplomáticamente al soberano como una profecía, una premonición de que un rey visitaría a Jesús recién nacido, tal como una reina visitó a Salomón. En el siglo XVIII la Reina de Saba ya no era una poderosa gobernante que se encuentra con Salomón para tener un debate entre dos de las escasas personas ilustradas de su tiempo, sino una seductora idólatra. Fue a partir de esa centuria, salvo contadas excepciones, cuando las representaciones de personas negras en la pintura sacra se centraron principalmente en trabajadores del campo, sirvientes y esclavos, secundarios casi siempre. |
FUENTES CAMILLE, Michael. Arte gótico. Visiones gloriosas, Madrid, Akal, 2005, p. 77. https://www.bbc.com/culture/article/20190114-how-black-women-were-whitewashed-by-art PICKNETT, Lynn. La verdadera historia de María Magdalena y Jesús, Barcelona, Robinbook, 2008, p. 139. |
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