BLACK LIVES MATTER - PINTURA Y ESCULTURA SACRA
CRISTOS NEGROS

17/08/2020


 

 
 
Cristo Negro de Campeche (México)
Foto: Parroquia de San Román

 

La devoción a los cristos negros se halla muy extendida en México y Centroamérica. También existen ejemplares en España, el resto de Europa y algunos puntos de Asia y África, en bastante menor medida pero con igual devoción. Los factores de que gocen de tanta veneración son tan variados como discutidos: concretamente en México se cree que se trata de una reconversión del culto a Tezcatlipoca, el dios de la negrura y las tinieblas del panteón prehispánico, o a Yacatecuhtli, llamado "el señor de rostro negro". Muchos de estos ídolos estaban labrados con materiales negros como el basalto o la obsidiana.

Los misioneros, conocedores de estos ancestrales cultos, sustituyeron esas deidades por el sencillo método de darles a sus cristos la negra piel de los africanos. De entre los cristos negros mexicanos cuya fama ha traspasado fronteras se encuentran el de la Veracruz en Toluca, el del Sacromonte en Amecameca, el de San Román en Campeche, el del Veneno en México D.F. o el de Santa María en Valle de Bravo.

Al igual que las vírgenes negras, los cristos negros también están relacionados con la Orden del Temple y sus formas "realistas" de ver y recordar la vida de Cristo: si tenemos en cuenta que tanto Belén como Jerusalén están en lo que conocemos como Oriente y que allí las personas son de tez y piel oscura, entenderemos por que durante la época templaria, sus caballeros, pese a que por entonces la blanca palidez era sinónimo de pureza, apostaron por una gran cantidad de vírgenes negras y de otros tantos, aunque menos, cristos negros.

Otros factores los encontramos en la fama de milagrosas que tuvieron estas imágenes y en el hecho de que sean propias de las clases más humildes, entre ellas los esclavos negros que demandaban simulacros a su imagen y semejanza. De este modo, el folklore popular a través de fiestas tradicionales, religiosas, romerías, procesiones, exvotos, artes populares y rituales, produjo símbolos representativos de esas hechuras que alcanzaron no solo a los nacionales del país, sino también a visitantes, contribuyendo así decisivamente a su difusión.

 

 
 
Cristo Negro de Esquipulas (Guatemala)
Foto: Mario Noriega

 

Debido a su oscura policromía, en muchas ocasiones no son visibles las profundas huellas sangrientas propias de estos cristos de Latinoamérica, cuyo exacerbado realismo supera al de los escultores españoles. De hecho, aunque tengan sus antecedentes en la imaginería barroca española, los escultores de la Nueva España labran con mayor crudeza sus representaciones de Cristo atado a la columna o clavado en la cruz, incluyendo elementos como la dentadura de algún difunto en sus tallas. El mismo origen tienen las costillas, que debido a crueles heridas llevan al descubierto; incluso hasta en las espinillas se hicieron aplicaciones semejantes.

De todos los cristos negros, el más famoso es el Señor de Esquipulas en Guatemala, cuya devoción fue germen de las posteriores que reciben culto en México y otros territorios de Europa y América Central. Fue esculpido entre 1594 y 1595 por Quirio Cataño, escultor de origen español o portugués. La imagen se hizo en la Antigua Guatemala por mandato del provisor y vicario general del obispo Cristóbal Morales, a petición del pueblo de Esquipulas, que para costear la imagen sembró un algodonal en el lugar donde se encuentra su santuario. La gran afluencia de visitantes a este sitio es uno de los mejores ejemplos del turismo religioso del país.

En Honduras son muy venerados los cristos negros de Intibucá, Gualala, Comayagua, El Progreso y Choluteca, estos dos últimos llamado también de Esquipulas y, al igual que el crucificado guatemalteco, con imágenes de tez blanca propias del Stabat Mater a sus pies. También expresamente inspirado en el de Esquipulas, no en vano fue realizado en Guatemala, es el Cristo Negro de Alajuelita, en Costa Rica. En Nicaragua encontramos cristos negros en las localidades de Tipitapa, La Conquista y El Sauce. Por último, en Panamá, el cristo negro más famoso es el de Portobelo, una imagen de vestir que representa a Jesús con la cruz a cuestas.

Respecto a los cristos negros españoles, el más conocido sin duda es el Cristo Negro que se conserva en la concatedral cacereña de Santa María, una talla realizada entre 1345 y 1360 cuya advocación real es la de Santo Crucifijo de Santa María de Jesús. Para su ejecución probablemente se empleó madera de iroko, un árbol tenido por sagrado en el norte de África, cuya progresiva oxidación explica su oscurecimiento. Esto último, junto a la aplicación de nuevas policromías en tonos negros, el humo de las velas y la interacción con los fieles, explican el característico tono de estas figuras, que en pocos casos fueron talladas en origen empleando madera oscura.

 

 
 
Santo Crucifijo de Santa María de Jesús (Cáceres)
Foto: Concatedral de Cáceres

 

FUENTES

MUÑOZ TÁBORA, Folklore y turismo, Tegucigalpa, Guaymuras, 2002, pp. 61-62 y 64-65.

DE LA ROZIÈRE, Sonia. México, angustia de sus cristos, México D.F., Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), 1967, p. 16.

UVALLE, Rogelio. Non nobis. Historia completa de la orden del temple, Lulu.com, 2018, p. 121.

BENÍTEZ, Fernando. Viaje al centro de México, México D.F., Fondo de Cultura Económica, 2010, p. 86.

RIVAS PANIAGUA, Ernesto. Lo que el viento nos dejó. Hojas del terruño hidalguense, Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), 2008, p. 216.

https://concatedralcaceres.com/origenes-del-cristo-negro/

 

 
 
Cristo del Veneno (Ciudad de México)
Foto: Jerson Hondall

 

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