Dentro del lenguaje simbólico de Bourgeois, la araña ocupa un lugar destacado como metáfora del mundo femenino. Para Louise Bourgeois la araña, que teje la red y repara sus desgarros, simboliza a la madre (la suya era restauradora de tapices) y, por extensión, a la casa, espacio simbólico de protección, pues, de forma similar a como la araña teje y restaura su red, la madre construye el hogar y repara con su amor las heridas del alma.

Esta idea sirve de soporte a muchas de sus obras y hace de los elementos asociados a tejer y coser, figuras de una iconografía recurrente a lo largo de toda la trayectoria de Bourgeois.

En una versión del tema de la Araña, realizada en el año 1997, Louise Bourgeois explicita su simbolismo colocando al animal, de dimensiones monumentales, en un inequívoco gesto de protección, rodeando con sus patas una de sus famosas Celdas, en este caso una habitación hecha de malla metálica cuyo interior se muestra desnudo, a excepción de unos simbólicos y deteriorados tapices que, de forma redundante, conducen a la idea de la madre reparadora, a la acción de coser como metáfora de lo femenino, también a la soledad y enclaustramiento de la mujer, a su labor callada y solitaria.

De nuevo encontramos aquí el tema de la casa, ahora como espacio de cobijo bajo la acción de la madre; aquí confluyen escultura y memoria, memoria y cuerpo, cuerpo y escultura, escultura y espacio simbólico como términos que se entretejen y confunden en la obra de Bourgeois.

La asunción de aspectos relacionados con el mundo femenino y la mirada irónica sobre los estereotipos de representación, anticiparon en la obra de Bourgeois muchos de los planteamientos neofeministas actuales.