JOSÉ CAPUZ. 50 ANIVERSARIO
RESUCITADO (MÁLAGA)
Jesús Abades
Autor de excelentes esculturas civiles, José Capuz Mamano (1884-1964) fue también uno de los más grandes creadores sacros del siglo XX y, posiblemente, junto con el sevillano Antonio Eslava Rubio, uno de los mejores imagineros contemporáneos a la hora de modelar las manos de las tallas religiosas. De origen valenciano, fue en la vecina Región de Murcia donde dejó la mayor parte de sus obras más celebradas, caso del Descendimiento de Cristo -analizado en nuestra primera entrega- o La Piedad para Cartagena. También merecen destacarse la Dolorosa para el Paso Azul de Lorca (Murcia), el madrileño Cristo de la Fe, el grupo del Calvario que recibe culto en el municipio vasco de Gernika (Gipuzkoa) o el soberbio Jesús Nazareno del Puente que procesiona en la Semana Santa de Cuenca. Pese al rechazo que, desde un principio, despertó la obra en el mundillo cofrade de la ciudad andaluza, con la imagen del Resucitado para el Consejo de Hermandades y Cofradías de Málaga, realizado en 1946, también logró Capuz una de sus obras mayores y más representativas de su peculiar estilo escultórico. Un Cristo equilibrado, sobrio, ensimismado y adscrito a un realismo clásico pero estilizado con aires de vanguardia. Sobre el origen del encargo por parte de la Agrupación de Cofradías, señalar que, para la realización de una nueva talla de Cristo Resucitado -el tercero después de uno de escasa calidad al que sustituyó otro del Convento de las Bernardas relacionado con Fernando Ortiz (1758) y ausente de las procesiones desde 1931 con motivo del conflicto civil-, se convocó un concurso al que acudieron imagineros como Guerrero Utrera, Adrián Risueño, Francisco Palma Burgos, José Ortells o Martínez Cerrillo. Sin embargo, ninguno de sus bocetos gustó y, en 1943, el por entonces Presidente de la Agrupación Navarro Torres propone encargar la talla a José Capuz y el trono al taller de Félix Granda, quien parece ser que fue el enlace entre Navarro y Capuz (1). Como hemos apuntado, en los ambientes cofrades malagueños se ha tachado esta efigie de fría e inexpresiva, algo bastante incierto e injusto a nuestro parecer si tenemos en cuenta que, como muy bien recogió su colega Enrique Pérez Comendador a la muerte de Capuz, éste quiso representar, en su única creación sobre el tema, a un Cristo airoso e impávido con las maneras propias de un ser sobrehumano (2). Se le ha acusado también de simpleza iconográfica, algo que supone otro gran desacierto si advertimos la gran carga alegórica y simbólica que posee la imagen, que señala con la mano derecha el cielo en alusión del Amor Divino mientras que la izquierda soporta la cruz de la victoria de la vida eterna sobre la muerte. En definitiva, rasgos de una obra lograda y con carisma que aún sigue sin estar lo suficientemente valorada y cuya desaparición o sustitución de las procesiones malagueñas, por el mero hecho de apartarse del barroquismo imperante en los gustos cofrades de la ciudad, sería un error considerable que esperemos nunca se produzca. Hasta 1983 el Resucitado formaba un conjunto escultórico junto con las figuras de dos sayones, labrados también por José Capuz, que fueron suprimidos de la procesión. Dichos sayones, de talla completa, representaban a los que hacían guardia en el sepulcro: uno de ellos aparece dormido, con la cabeza apoyada entre un tronco y el brazo derecho, mientras que el otro está despierto y asustado ante el fenómeno de Cristo transfigurado saliendo de su tumba. En palabras de Capuz, "los soldados han sido hechos con modelos humanos, pero no se puede encontrar un modelo para Jesús. Es una imagen demasiado ideal, hay que sentirla y llevar dentro la expresión completamente pura y espiritual de Jesucristo" (3). Entre los años 2005 y 2006, la imagen del Resucitado fue restaurada con gran acierto en las dependencias que el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) posee en la ciudad de Sevilla. La intervención consistió en la eliminación de un ataque de insectos xilófagos en la madera, restañado de grietas, limpieza de la policromía, eliminación de repintes, reintegración de lagunas pictóricas y aplicación de un barniz protector. |
BIBLIOGRAFÍA (1) AYALA SAURA, Juan. "Escultura religiosa de Capuz", artículo publicado en la revista Escuela de Imaginería, nº 39, Córdoba, 2003, pp. 14-19. (2) AYALA SAURA, Juan. "Las manos de José Capuz", artículo publicado en la revista Escuela de Imaginería, nº 32, Córdoba, 2002, pp. 2-5. (3) "Hoy sale para Málaga el Resucitado de Capuz", artículo publicado en Diario Pueblo, 09/04/1946. |
Fotografías de Rocío Cortés Ramírez y Alejandro Cerezo
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