DECOR CARMELI - SAN ALBERTO DE SICILIA
Vincenzo Boschetto, Marco Grassi, Sergio Cabaco y Jesús Abades
Nacido en Trapani (Sicilia), en el año 1250, Alberto degli Abatti se distinguió por su dedicación a la predicación mendicante y por su fama de milagroso. Con tan sólo 8 años de edad, ingresó en el convento carmelita de su ciudad natal. A los 46 años, fue elegido Prior Provincial de la Orden de los Carmelitas en Sicilia.
Fue un santo que vivió consagrado a la pureza y a la oración. Murió en la ciudad italiana de Messina, en el año 1307. Fue el primer santo de la Orden de los Carmelitas a los que sus integrantes rindieron adoración, de ahí que fuese nombrado Patrón y Protector de dicha congregación religiosa. Es muy habitual encontrar en todas las iglesias que forman o formaban parte del Carmelo un altar dedicado en su honor.
En la localidad siciliana de Trapani, concretamente en el famoso Santuario de Santa María de Trapani, venerada imagen mariana, nos encontramos con la Capilla de San Alberto de Sicilia, cuyo origen se remonta al año 1582. Su bello altar, labrado en mármol policromado, data del siglo XVII.
En esta capilla se encuentra entronizada la estatua-relicario argéntea del santo, que contiene en su interior el cráneo del religioso carmelita. Dicha imagen de plata, que viste el hábito de la Orden ricamente decorado con motivos florales y porta en su mano derecha las azucenas en alusión a la mencionada pureza, fue realizada por el orfebre trapanense Vincenzo Bonaiuto. Con motivo de la festividad de San Alberto, el día 7 de Agosto, su cráneo se pone en contacto con un algodón, el cual se distribuye, a modo de reliquia, entre sus numerosos devotos.
En Trapani, la fiesta del santo consiste en el traslado de la mencionada estatua desde el santuario al centro de la ciudad, donde el alcalde entrega las llaves de la misma a su Patrón San Alberto. En Messina, ciudad donde murió y en la que realizó importantes milagros, procesiona cada mañana del Corpus Christi el Vascidduzzu, un gran barco conocido también como el Vascelluzzo, cincelado por plateros mesinenses en el siglo XVII.
Dicha pieza alude al milagroso desembarco de tres naves llenas de grano que libraron a Messina de la hambruna que padecía durante la Guerra del Vespro. La tradición atribuye el suceso a la intercesión de San Alberto de Sicilia, que, apoyado por el gran fervor popular de Messina hacia su Patrona, la Virgen de la Carta, hizo posible la llegada de los barcos cargados de víveres, justamente al final de una misa que celebró para pedir la salvación de la ciudad.
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