EL ARTE DE LUIS CERNUDA (1902-1963)
CAPITOLIO (TOULOUSE)
James Valender, Antonio Rivero Taravillo y Jesús Abades
Denso, suave, el aire Resuenan, cerca, lejos, Mágica por el cielo Entrelazados, bañan Luna Llena en Semana Santa
Divina ya para mi afán con ellos, A un Muchacho Andaluz |
En 1919 Luis Cernuda se matriculó como estudiante de Derecho en la Universidad de Sevilla. Su ingreso casi coincidió con la llegada allí, como flamante catedrático de Historia de la Lengua y Literatura españolas, de uno de los poetas más notables de la nueva promoción lírica española: Pedro Salinas. El joven Cernuda siguió con el también joven Salinas un curso sobre los escritores de la Generación del 98, experiencia que terminaría por acercar a los dos, profesor y alumno, en una relación extramuros de enorme trascendencia para este último. Por mediación de Salinas, el joven Cernuda conoció en 1925 a Juan Ramón Jiménez, el poeta español de mayor prestigio del momento y a quien el sevillano leía con devoción. Lo conoció en el Alcázar de Sevilla, cuyos patios, jardines, fuentes, senderos y rincones se habían convertido casi en lugar de culto religioso en su vida. Por otro lado, al hablar de la formación intelectual y artística de Cernuda durante sus años sevillanos, habría que hacer mención de la Orquesta Bética de Cámara que Manuel de Falla ayudó a crear en Sevilla en 1924. Porque fue en los conciertos ofrecidos por ella donde el joven poeta inició su gran afición a la música. Precisamente de 1924 datan los primeros versos conservados de Cernuda. Junto con otros poemas escritos entre 1925 y 1926 conforman su primer libro de poesía, Perfil del Aire, que por mediación de Salinas, salió publicado en la malagueña Imprenta Sur en 1927. Tras el fracaso crítico de este libro, y también tras la humillante exclusión sufrida con motivo del homenaje a Góngora, celebrado en 1927 en Sevilla, el poeta empezó a mirar aún más hacia lo que se escribía entonces en Francia; de hecho, al menos desde principios de 1926 leía con cierta avidez a los surrealistas franceses, identificado con el malestar y la rebeldía del movimiento francés. Tras la muerte de su madre en 1928 -su padre había fallecido ocho años antes-, Luis Cernuda abandonó su Sevilla natal, cosa que llevaba tiempo queriendo hacer pero que la situación familiar no le había permitido. Contaba únicamente con la vaga propuesta que le había hecho Salinas de que ocupara el puesto de lector de español en la École Normale de Toulouse. Pasó unos días en Málaga antes de llegar a Madrid, donde se citó con Vicente Aleixandre. El 10 de noviembre, ya confirmado el puesto de lector en Toulouse, Cernuda salió de Madrid y, al día siguiente, de España. El 17 de noviembre llegó a la ciudad francesa con desconcierto y extrañeza. Allí pasó siete meses una modesta existencia entregada a defender los valores artísticos y literarios de su país, pero no por eso cerrada al estímulo de lo nuevo, de lo cosmopolita. El Archivo de la Residencia de Estudiantes conserva una postal de los años 20 de la fachada del Capitolio de Toulouse, sede del Ayuntamiento y del segundo teatro de Francia, diseñada en 1750 siguiendo los cánones neoclásicos de la época por el arquitecto francés Guillaume Cammas a raíz de una nueva remodelación del edificio. Partes de la construcción original del siglo XII, así como añadidos de centurias posteriores -lo más antiguo que se conserva es la torre-mazmorra de 1525, aunque retocada en 1873 para construir sobre ella un campanario-, se salvaron, pero muchas otras zonas medievales se perdieron con el proyecto de Cammas, quien importó piedra y mármol para alternarlos con los ladrillos de fabricación casera realizados en Toulouse. El Capitolio y su plaza fue uno de los rincones más frecuentados por el poeta en Toulouse, junto con el Jardin des Plantes -ubicado en su barrio, apartado y rodeado de vegetación y espacios abiertos-, parajes que no hacen sino subrayar la presencia de la niebla, la lluvia y la nieve, que impregnan también su correspondencia de entonces. Por el otro extremo de su calle -vive en el nº 37 de la Rue Benjamin Constant-, discurre el Canal de Midi, con sus gabarras cubiertas de spleen. Qué cernudiano todo, como si el poeta creara su paisaje. |
Fotografía de Pierre Selim
Retrato por Gregorio Prieto |
FUENTES: VALENDER, James y Luis MUÑOZ. Luis Cernuda. Álbum, Publicaciones de la Residencia de Estudiantes, Madrid, 2002, pp. 42-108; RIVERO TAVARILLO, Antonio. Luis Cernuda. Años Españoles (1902-1938), Tusquets Editores, Barcelona, 2008, pp. 164-165. |
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