EL ARTE DE LUIS CERNUDA (1902-1963)
PALACIO DE VELÁZQUEZ (MADRID)
Emilio Barón y James Valender
Si el hombre pudiera decir lo que ama Si el Hombre pudiera decir |
En Toulouse, liberado de los tabúes que no sólo la familia sino los amigos y conocidos suelen imponer, Cernuda hizo mucho por cultivar una personalidad nueva. Tenía mucho que ver con el secreto íntimo que lo atormenta más que ningún otro en aquel momento: el de su homosexualidad. En las cartas a sus amigos se aprecia el enorme esfuerzo que hacía por asumir este aspecto tan importante y, en aquel momento, tan escandaloso de su existencia en el mundo. Fue entonces cuando, superando su natural timidez, aprendió a hablar en público, se compró un sombrero americano, se dejó bigote a lo John Gilbert y luciendo esta imagen hollywoodiense -sentía por el cine de la época (el cine mudo) una verdadera pasión-, se puso a escuchar discos de fox-trot, charlestón vals y tango, en incluso se descubrió una naturaleza de bailarín. Pero, a pesar de todas estas novedades en su imagen personal, todo parece indicar que seguía sin lograr la emancipación sexual que tanto anhelaba. Cernuda deja Toulouse a mediados de junio de 1929 y se instala en Madrid. Ahí residirá de forma permanente hasta 1937, año en que se traslada a Valencia. Fueron ocho años de amistad con Aleixandre, García Lorca, Concha Méndez, Manuel Altolaguirre, Rafael Alberti -en cuya revista Octubre colabora Cernuda, adhiriéndose de paso al comunismo-, Ramón Gaya, Gregorio Prieto, etcétera. Años también en que el poeta vivirá una de sus pasiones amorosas más intensas con el actor Serafín Fernández Ferro. Años en los que participa en el proyecto republicano de las Misiones Pedagógicas, cuyo fin era difundir los bienes culturales entre los habitantes de pueblos y comarcas rurales alejados de ellos. Y sobre todo años en los que Gerardo Diego lo incluye en su celebrada Antología (1932) y en los que Cernuda completa los libros que integran la primera edición de La Realidad y el Deseo (1936), poco antes del estallido de la Guerra Civil española. A principios de octubre de 1937, Cernuda regresa a Madrid después de los seis meses pasados en Valencia. En Madrid reanuda sus colaboraciones en El Mono Azul, otra revista dirigida por Alberti. La situación de Cernuda dista mucho de ser confortable, tanto por las penurias de la guerra como por la amarga verdad que descubre al tomar partido por la España republicana: los dos bandos combatientes son demasiado parecidos. Fue el joven poeta inglés Stanley Richardson quien convenció a Cernuda de la necesidad urgente en que se encontraba de salir de España. Conmueve, por otro lado, la fidelidad de Cernuda a la causa republicana, que le hace difícil abandonar el país pese a su creciente desengaño y temor a sufrir alguna represalia. Por fin, consigue salir de España gracias a su amigo Bernabé Fernández Canivell. El 14 de febrero de 1938 ambos cruzan la frontera y viajan en ferrocarril hasta París, donde se despiden y Cernuda sigue viaje con destino a Londres. De nuevo hay que referirse al Archivo de la Residencia de Estudiantes para hablar de una imagen relacionada con Cernuda; en este caso, una fotografía del poeta tomada en la puerta del madrileño Palacio de Velázquez con Melchor Fernández Almagro al fondo. La instantánea se hizo en julio de 1929, época en la que Cernuda se dedica sobre todo a escribir -termina el nuevo libro de poemas Un Río, Un Amor, y redacta su relato El Indolente y la obra teatral (ahora perdida) titulada Teodoro o Excesos de Juventud-, a frecuentar la Residencia de Estudiantes, donde es posible que siguiera algún curso de inglés, y a visitar de noche bares y boîtes. El Palacio de Velázquez (1883) es, junto con el Palacio de Cristal, una de las dos sedes expositivas del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en el Parque del Retiro. Toma su nombre del arquitecto Ricardo Velázquez Bosco, quien también colaboró en la construcción con el ceramista Daniel Zuloaga y el ingeniero Alberto del Palacio. El edificio, cercano al historicismo neorrenacentista, es de planta amplia, cubierta con bóvedas de estructura de hierro y con iluminación natural, gracias a la superficie acristalada. Concebido como pabellón principal de la Exposición Internacional de Minería, Artes Metalúrgicas, Cerámica, Cristalería y Aguas Minerales de 1883, sigue el modelo que Joseph Paxton estableció en el Crystal Palace de Londres en 1851. |
Retrato por Grau Santos |
FUENTES: BARÓN PALMA, Emilio. Luis Cernuda, Poeta. Vida y Obra, Ediciones Alfar, Sevilla, 2002, pp. 94 y 192-194; VALENDER, James y Luis MUÑOZ. Luis Cernuda. Álbum, Publicaciones de la Residencia de Estudiantes, Madrid, 2002, pp. 105-109 y 117-118. |
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