DOLOROSAS EN BLANCO Y NEGRO - PUENTE GENIL
Con información de Clemente Rivas Jiménez y Jesús Rivas Carmona
La imagen de la Virgen de la Soledad de Puente Genil (Córdoba) es obra del escultor y pintor pontanés José Antonio Ruiz Rey, perteneciente al taller de Pedro Duque Cornejo y Roldán, quien apadrinó a sus hijos. Según el libro Apuntes Históricos de la Villa de Puente Genil, obra de Pérez Siles y Aguilar y Cano (1874), Ruiz Rey nació el 24 de septiembre de 1695. Estudió Filosofía en Córdoba y habiéndose distinguido en el dibujo, lo enviaron sus padres a Granada, donde llegó a profesar el arte. Después estuvo en Jerez para ayudar a su maestro en pinturas de la Cartuja. Murió el 25 de octubre de 1767, a los 72 años de edad. El historiador Alberto Villar Movellán, Catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Córdoba, nos dice en su libro Las Escuelas del Barroco y la Imaginería de Puente Genil (1989) que, tres años después de la muerte de Duque Cornejo, el 7 de abril de 1760, la hermandad pontanesa de la Soledad pagó a Ruiz Rey la cantidad de 340 reales por una imagen nueva de la Soledad. Algunos pensaron en que Ruiz Rey se limitaría solo a policromar la imagen de su compadre, haciendo de intermediario el cliente y Duque Cornejo para las esculturas, pero se ha demostrado que fue también un escueto pero excelente imaginero. Como obra del año 1760, delata plenamente lo rococó con su gusto por lo bonito y tierno. Ruiz Rey, relacionado con grandes maestros como Duque Cornejo y con obras de la relevancia de la sillería del coro de la Catedral de Córdoba, supo aunar magistralmente el preciosismo de la gracia con el más sentido dolor. Posee los ojos de cascarilla de cristal policromada a mano. El candelero es único y exclusivo de su autor, no siendo macizos ni el tronco ni el pecho, sino de tablas para aliviar peso. Las orejas están agujereadas para lucir pendientes. Citando de nuevo a Villar Movellán, se trata de una pieza para vestir, pequeña de tamaño y menuda de formas, que recoge estéticamente la tradición de las Dolorosas barrocas con las manos unidas en un gesto de crispación. El llanto de la Virgen de la Soledad, de escasas lágrimas, revela más que a la Madre privada de su Hijo, a la Niña desvalida que implora la compasión de quien se acerca a Ella. Debido al mal estado de conservación en que se encontraba, especialmente la policromía y el candelero, fue restaurada en Sevilla por Francisco Arquillo Torres. Ello ocurrió en 1984. Dos años más tarde tuvo que ser intervenida de nuevo debido a los daños que sufrió como consecuencia de un acto vandálico. |
FUENTES: RIVAS JIMÉNEZ, Clemente. "D. José Antonio Ruiz Rey", publicado en Revista de la Cofradía de María Santísima de la Soledad y Dulce Nombre de Jesús, Puente Genil, 2009, pp. 50-51; RIVAS CARMONA, Jesús. "A un año del 250 aniversario de la Virgen de la Soledad", publicado en Revista de la Cofradía de María Santísima de la Soledad y Dulce Nombre de Jesús, Puente Genil, 2009, pp. 17-18. |
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