Este bello y expresivo grupo escultórico de talleres madrileños de la primera mitad del siglo XVII fue ampliamente restaurado en 1948 por el escultor e imaginero madrileño Tomás Parés para recomponer los destrozos sufridos en los disturbios de la Guerra Civil. Algunos de los personajes muestran todavía en sus manos el recuerdo manierista de unir los dedos anular y corazón, lo que avala la fecha temprana dentro del seiscientos de la ejecución de las tallas.

El conjunto se conserva actualmente en la Real Basílica Colegiata de San Isidro de Madrid, aunque se cree que procede de la iglesia madrileña de Nuestra Señora del Carmen y San Luis Obispo.

Las tallas de los apóstoles rodean la de la Virgen, esta última íntegramente realizada en 1948 por Tomás Parés ante la imposibilidad de recuperar la desaparecida en 1936. El estilo de la imagen mariana, claramente discordante con el resto del grupo, delata su ejecución contemporánea.

Los cuerpos y rostros de las figuras masculinas, así como los gestos de sus manos, denotan gran variedad, si bien todos convergen en la imagen yacente de María, todavía viva y con las manos juntas, como esperando el inminente tránsito. San Juan Evangelista, el primero por la izquierda, extiende sus manos hacia la Madre de Dios, al tiempo que San Pedro le conforta pasándole el brazo sobre el hombro.

Los santos tienen abundante decoración vegetal en sus ropajes, al igual que la efigie de la Virgen, vestida con la acostumbrada túnica blanca y el consabido manto azul, que contrastan de modo intenso con el tono rojizo de los dos almohadones sobre los que reposa su cabeza.

Tomás Parés Pérez (1914-1996) destacó por su cualificada y variada producción imaginera. Parés compartió enseñanza artística con José Capuz, Julio Vicent y Jorge Oteiza. Fue admirador de Berruguete y Montañés y seguidor de la estela propiciada por Victorio Macho y los citados Capuz y Vicent.