Nacido en torno a 1497, el escultor y medallista italiano Alfonso Lombardi comenzó su aprendizaje artístico en su Ferrara natal, especializándose en las obras realizadas en estuco y terracota. A los 20 años se trasladó a Bolonia, donde realizó la mayor parte de una producción artística que se vio truncada por su prematura muerte en 1537.

Alfonso Lombardi fue un artista del Renacimiento profundamente involucrado en los acontecimientos políticos y en las corrientes artísticas de su tiempo, desde Rafael Sanzio a Miguel Ángel Buonarroti; de hecho, el nuevo estilo impuesto por ambos maestros florentinos se manifiesta en la obra más importante de Lombardi: el monumental grupo escultórico del Tránsito de la Virgen (1519-1522) para el santuario boloñés de Santa Maria della Vita, compuesto por quince estatuas de terracota labradas a un tamaño superior del natural.

Dentro de la iconografía de la Dormición, representa un episodio narrado en los evangelios apócrifos y recogido por Jacopo da Voragine en su "Leyenda áurea": durante la procesión fúnebre de la Virgen, organizada por los apóstoles, el judío Ananías intentó arrojar el féretro al suelo en señal de desprecio hacia María. En ese momento, un ángel descendió del cielo portando una espada desenvainada y arrojó a Ananías al suelo, amenazándolo con cortarle las manos como castigo por el pecado. Levantado por los apóstoles, confesó su error y se convirtió al cristianismo.

El grupo está dotado de un modelado habilidoso y suave y de una composición ligeramente teatral que refleja el estilo romano contemporáneo, mezclado con elementos derivados de los mencionados Rafael y Miguel Ángel. Ejemplifica también la búsqueda del autor de una nobleza expresiva que lo hizo continuador del arte de la terracota, propio de la región italiana de Emilia-Romaña, pero transformando sus aspectos tradicionales, vivos y populares, al introducir Lombardi la frialdad digna, superficial y clasicista de los mármoles romanos.

Otras terracotas boloñesas de Lombardi son la estatua mitológica de Hércules matando a la hidra de Lerna (1519), pintada a imitación del bronce, la Lamentación sobre Cristo muerto de la Catedral de San Pedro (1524) o el busto del emperador Carlos V (1530), que llegó a Bolonia para ser coronado.