LA DORMICIÓN O EL TRÁNSITO DE LA VIRGEN (VII)

13/08/2024


 

 

Entre las obras más destacadas de la escultura quiteña del siglo XVIII está la Dormición de la Virgen, obra perteneciente a la colección (museo) del monasterio de carmelitas del Carmen Alto de Quito.

Este grupo de imágenes, casi de tamaño natural, está conformado en la actualidad por la imagen de vestir y articulada con goznes de la Virgen difunta, recostada sobre lujosa cama, la cara trabajada sobre mascarilla de plomo, con ojos de vidrio ligeramente entreabiertos; las manos de madera policromada cruzadas sobre el vientre sostienen una palma; las piernas articuladas con goznes a la altura de las rodillas; los pies lucen calzado y medias pintados y policromados; la cabeza tiene tallado el cabello y se ha sobrepuesto una peluca.

Los doce apóstoles están de pie. Los rostros, con mucho realismo, manifiestan expectación, tristeza y llanto. Además, dos mujeres, María Salomé y María de Cleofás y dos ángeles, todos de pie, completan el conjunto.

Salvo en los ángeles no se repite ninguna posición de las manos ni el giro de la cabeza. Todos rodean y velan el cuerpo difunto de María. Las caras de estas imágenes han sido también trabajadas sobre mascarillas de plomo con ojos de vidrio. La talla de sus vestimentas tiene movimiento natural sin llegar a exageraciones y están ricamente policromadas y doradas a pincel con temas vegetales. La cabecera y el pie la cama son tallados y dorados sobre fondo carmesí.

El tema de la rocalla es recurrente. En la cabecera están colocados espejos y marcos de espejos que contienen pequeñas pinturas sobre temas religiosos. Los bordes verticales tanto de la cabecera como del pie son columnas doradas y policromadas, muy de la tipología quiteña, rematadas con figuras masculinas del tronco hacia arriba y soportan cirios.

Las imágenes fueron trabajadas en distintas décadas del último tercio del XVIII. La Virgen habría sido trabajada por Caspicara en los primeros años de la década de 1780 a pedido de Pedro Villamil Maldonado, capellán del monasterio del Carmen Alto y hermano de la priora de entonces. Las imágenes del apostolado, las dos Marías y doce ángeles fueron trabajadas por autor o autores desconocidos en la transición de los ochenta y noventa de ese siglo con el patrocinio y a costa de José Miño y Suárez de Figueroa, fundador y mayordomo de la Cofradía del Tránsito que estableció en ese convento. De los doce ángeles solamente han quedado dos en el conjunto.

Esta representación de la Muerte de la Virgen fue utilizada para el culto que fomentaron las religiosas carmelitas y la cofradía fundada para este fin. Se construía un montaje teatral organizado con su particular tramoya, propio de un monumento con características de arte efímero, muy difundidas en el XVIII, que permitía desplegar la escena de la representación completa del misterio en forma circular que comprendía el plano terrenal y el plano espiritual.

 

 

FUENTES

MORENO EGAS, Jorge. "La dormición de la Virgen del convento del Carmen Alto de Quito", en Semata, n º 24, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Santiago de Compostela, 2012, pp. 134-135.

 

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