LA DORMICIÓN O EL TRÁNSITO DE LA VIRGEN (XI)
Con información de Rósario Carvalho y Eduardo Pires de Oliveira (22/08/2024)
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Amândio Sousa Vieira |
El Santuario de Nossa Senhora da Boa Morte, cuya construcción data de finales del siglo XVII y principios del XVIII, se encuentra en la freguesia (parroquia) portuguesa de Correlhã, integrada en la villa de Ponte de Lima (Viana do Castelo), al noroeste del país, muy cerca de las provincias gallegas de Pontevedra y Ourense. El gran retablo mayor, de insólitos caracteres plásticos para Portugal, es sin duda la pieza más sobresaliente del templo, testimonio de la gran actividad artística de Ponte de Lima durante la primera mitad del siglo XVIII. Se desconoce el autor del diseño, pero sí el nombre de su tallista: Francisco Pereira de Castro, de Braga, con quien la Irmandade de Nossa Senhora da Boa Morte firmó un contrato en 1719. Reiteramos que la estructura de este retablo, con dos plantas y tres grandes grupos escultóricos, es muy inusual en el país luso. Según estudios de Flávio Gonçalves, se asemeja a soluciones utilizadas en España, lo que no debería resultar extraño dada su proximidad a la frontera de Galicia. Pereira de Castro terminó en 1720 una estructura de arco de medio punto sostenida por columnas salomónicas, lo que permite la apertura de una gran tribuna con dosel. Aquí se encuentran las esculturas que representan el pasaje de la Muerte de la Virgen, con María en su lecho rodeada de los apóstoles. |
Foto: Amândio Sousa Vieira |
Bajo este grupo vemos otro que representa el Entierro de Cristo, con Jesús, María, Juan, María Magdalena, otra santa mujer y dos ángeles pasionarios en sus extremos, y superpuesta una gran gloria de ángeles y querubines, en cuyo centro contemplamos a la Virgen asunta en los cielos recibida por su Hijo Resucitado. La obra escultórica es, ciertamente, de mano distinta a la de Pereira de Castro, pero sugiriendo diferencias de tratamiento entre la imagen de la Virgen y las de los apóstoles. Se sabe también que, en 1723, las esculturas de los apóstoles fueron pintadas y doradas por João Coelho de Araújo, natural de Ponte de Lima, y que en 1730 la cofradía contrató a Alexandre Coelho y Vitório Soares, del mismo pueblo, para dorar el retablo, el frontal y el camarín de la Virgen. Todas las esculturas son de dimensiones superiores al natural y realizadas en madera tallada, policromada, dorada y estofada. Los apóstoles presentan gran expresionismo en sus dramáticas actitudes y fueron esculpidos en volúmenes amplios y rígidos, en ocasiones marcadamente geométricos. Sin embargo, la Virgen muestra un modelado más suave. Teniendo en cuenta las diferencias de estilo, se han barajado los nombres de Marceliano de Araújo, de Braga, y Manuel Gomes, de Arcos de Valdevez, como posibles autores de las figuras. El conjunto ha sido calificado como antecedente del genial Aleijadinho, que luego alcanzará en Brasil la cima del "pathos" escultórico del Barroco. |
Foto: Amândio Sousa Vieira |
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