LA DORMICIÓN O EL TRÁNSITO DE LA VIRGEN (XIII)

26/08/2024


 

 
 
Foto: Tódor Dimitrov

 

La Iglesia de San Nicolás y San Pantaleimón en el pueblo búlgaro de Boyana, actualmente un barrio de la capital Sofía, posee unos frescos del año 1259 que están declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Fueron realizados por artistas de excepcional talento para su época. Sus recursos expresivos presentan una revolución en la pintura europea y no es casual que algunos especialistas lo determinen como un arte precursor del Renacimiento en Europa.

Según la inscripción de donadores del año 1259, situada en la pared septentrional de la nártex o segunda parte de la iglesia, la primera capa de pinturas, que se fecha en los siglos XI-XII y de la que pueden verse todavía algunos detalles, fue cubierta de revoque en dicho año y encima fue pintada la nueva capa de frescos. La figura del santo titular Pantaleimón se remonta probablemente al siglo XIV.

Las pinturas de 1259 demuestran los excepcionales alcances de la cultura medieval búlgara. Respetan las normas básicas de decoración del templo cristiano establecidas y aprobadas en el Concilio de Nicea. Cada una de las 240 imágenes representadas destaca por su individualidad, profundo estudio psicológico y vitalidad.

Los investigadores notan en los frescos la presencia de tres manos. En esa época, las imágenes principales de los santos y de los personajes laicos eran pintadas por maestros, mientras que los santos secundarios en lugares no tan visibles eran obra de los asistentes. Durante las obras de restauración del muro occidental del templo del año 1259 apareció un grafito de carbón sobre el revoque con el nombre de Vasilii. Otra inscripción con el nombre de Dimitar fue descubierta en la espada del fresco de San Demetrio. El nombre del tercer artista, un discípulo, sigue siendo desconocido.

La escena de la Dormición de la Virgen se halla en la pared occidental de la naos o primera parte de la iglesia, y data también del año 1259. La iconografía se hizo especialmente popular en la cultura bizantina media y tardía por considerarse la prueba final de la realidad de la naturaleza humana del Hijo de Dios.

En la iglesia de Boyana el esquema iconográfico es clásico: representa a María recostada sobre un féretro, rodeada simétricamente por los santos apóstoles mientras Cristo está de pie detrás de la cama, sosteniendo entre sus manos el alma de la Theotokos representada como una niña envuelta en pañales y levantándola hacia un ángel que la llevará al cielo. Esta composición, plenamente desarrollada en el siglo X, fue reelaborada en los siglos posteriores para incluir edificios que albergasen a mujeres en duelo -en este caso, vemos a los titulares del templo Nicolas y Pantaleimón-, obispos, santos en nubes, así como la figura de Jefonías el judío, cuyas manos fueron cortadas por un ángel debido a su intento de profanar el féretro de la Virgen, curando milagrosamente después de profesar el cristianismo.

La imagen de Jesús aparece en una mandorla al estilo de su representación como Pantocrátor, detalle que surge en el arte bizantino a partir del XII, siglo en el que también aparece la figura de Cristo no en el medio de la cama sino más cerca de su borde superior, como observamos en Boyana o en la iglesia Panagia tou Araka de Lagoudera (Chipre).

 

FUENTES

DIMITROV, Bojhidar. La iglesia de Boyana. San Nicolás y San Pantaleimón, Sofía, Unikart, 2008, pp. 2-8 y 24.

TODOROVA, Rostislava Georgieva. "The Mandorla Symbol in Byzantine and Post-Byzantine Iconography of the Dormition: Function and Meaning", en Religions, n º 14, Basilea, MDPI, 2023, pp. 2 y 12.

 

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