TESOROS DE LA ESCUELA DE CRISTO (VIII)
EL MANIFESTADOR Y LA VIRGEN DE LOS REYES
Jesús López Alfonso
Durante los años 40 y 50 del siglo pasado, la devoción a la Patrona de Sevilla y su Archidiócesis, Nuestra Señora de los Reyes, vivió un gran auge gracias al Cardenal Pedro Segura y Sáez. Ello motivó la realización de nuevas reproducciones de la venerada talla mariana, original del siglo XIII, que venían a sumarse a la larga lista de las que se han realizado durante la historia del arte sevillano. Bajo el patrocinio de esta histórica advocación, se funda en el año 1947 el Instituto Obviam Christi, por Francisco García Madueño, para la formación de las vocaciones sacerdotales tardías, teniendo su sede durante unos años en el oratorio de la Santa Escuela de Cristo. Por ello, Madueño encarga al orfebre e imaginero onubense Manuel Domínguez Rodríguez una réplica del icono fernandino, que cuando estuvo acabado se dispuso en la sala de cabildos, en un sencillo retablo de madera en su color. El deseo de tener mayor autonomía, hace que este instituto se traslade pocos años después a una nueva sede, sita en la calle Madre de Dios, pero, no quisieron que se dejase de venerar a la Patrona de Sevilla en la Escuela, por lo que, de nuevo Madueño, encarga una imagen de la misma al también imaginero onubense Sebastián Santos Rojas, que es la que actualmente permanece en este lugar, si bien cambiada de su ubicación original, puesto que hoy se sitúa en el segundo tramo del muro derecho del oratorio. Sebastián Santos se ciñó de modo riguroso al modelo original de Nuestra Señora de los Reyes, si bien en un formato de menor tamaño, respetando hasta las manchas de la encarnadura del icono catedralicio. |
Durante la procesión del Corpus Christi de la parroquia sevillana de la Magdalena del año 2011, dicha imagen de Santos presidió un altar montado por la Hermandad de Montserrat, para lo cual fue ataviada con el manto celeste y la saya blanca, bordados en oro sobre tisú de plata, propiedad de la Virgen del Rosario de esta corporación. Ello le daba mayor prestancia y parecido con la Patrona de Sevilla, puesto que este terno se realizó inspirándose en el que estrenó en 1904 con motivo de su Coronación Canónica. Dicho altar se hizo con otra de las piezas importantes que posee la Santa Escuela: el magnífico manifestador, obra que se viene atribuyendo a Cristóbal Ramos con bastante fundamento, ya que hablamos de un escultor e imaginero sevillano bastante ligado a esta entidad, de la que fue hermano, y para la que, como ya hemos visto, trabajó realizando más de una Dolorosa y el Belén. El manifestador tiene como base el propio sagrario del altar mayor, ya analizado en la anterior entrega, a los lados de cuya cúpula se disponen dos candeleros. Tras ella emerge una peana formada por dos volutas que sostienen una nube con seis ángeles querubines que miran hacia arriba. Dos arbotantes se disponen a los lados, sobre los que otros dos ángeles niños sostienen candelabros de dos brazos y miran arrobados al Santísimo Sacramento. Como fondo del mismo, encontramos rayos de sol cobijados por una corona, que sirve de dosel a la custodia donde se expone al Santísimo Sacramento. Todo ello está sostenido por un marco con más volutas en cuyo centro, y rematando el conjunto, está el pelícano eucarístico. Cuando se coloca en el altar mayor, las imágenes que lo presiden quedan tapadas por una cortina de damasco rojo. En el año 2011 el diseñador sevillano José Asián Cano ha realizado una nueva pintura cuyo dibujo continúa el de la obra, aportándole aún mayor riqueza si cabe. Fue estrenada en el citado altar de Corpus de la Magdalena. |
Fotografías de Elena González Pérez y Álvaro Heras de las Damas para www.cruzalzada.com
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