FLAGELLAVIT (X)
BARCELONA
Jesús Abades y Sergio Cabaco
Esta obra pertenece a la fachada de la Pasión de la Basílica de la Sagrada Familia, cuya decoración escultórica, iniciada en 1986, fue realizada por el artista barcelonés Josep Maria Subirachs. La magnitud, la singularidad de sus figuras, de angulosos perfiles y esquematizadas formas, y las apasionadas polémicas que ha suscitado su ubicación en el templo, ha provocado que el el resto de la producción de tan polifacético artífice haya quedado eclipsada, diluyendo sus innovadoras aportaciones al arte español de la segunda mitad del siglo XX. El arte de Subirachs está en la calle; entre otros lugares, en fachadas de edificios religiosos. Es por ello que muchas de sus creaciones más significativas, caso de esta Flagelación, considerada una de las mejores esculturas de la mencionada fachada del templo expiatorio catalán, fueran concebidas vinculadas a la arquitectura, en este caso al colosal proyecto de la Sagrada Familia, y al urbanismo. Su personalidad es tan apabullante que se refleja tanto en el monumento como en la pequeña escultura, tanto en el gran mural como en la medalla. El contraste de estilos y el diálogo entre configuraciones diversas es uno de los recursos principales de Josep Maria Subirachs, sobre todo a partir de los años sesenta del pasado siglo XX, observándose también en sus creaciones juegos de encajes y tensiones y la utilización de distintos materiales. El análisis de las dualidades y de las oposiciones se consolida en la llamada nueva figuración de Subirachs, etapa caracterizada igualmente por la carga de elementos simbólicos. El Cristo Atado a la Columna de la Sagrada Familia de Barcelona es una pieza robusta en piedra arenisca, aunque de ella se desprende un innegable halo de fragilidad; posee una notable sequedad y dureza en sus planos, pese a que las formas clásicas subyacen bajo su abstracta apariencia; por último, puede parecer, sobre todo vista de lejos, una obra hierática, sin embargo cuando el público se acerca a ella, contempla una conmovedora expresividad de un hombre exhausto tras un despiadado martirio, que reposa la cabeza y el cuerpo sobre su propio instrumento de tortura como única forma de encontrar el alivio físico, lo que revela una notable humanidad del artista a la hora de esculpirlo. Si la visión frontal de la figura resulta estremecedora (él mismo quiere dar un efecto tétrico a un conjunto escultórico que debe representar dolor, sufrimiento y desolación), al quedar la silueta de Jesús bastante oculta tras la partida columna, con la pieza manierista del círculo de Gaspar Becerra (siglo XVI) conservada en el Museu Marès (imagen inferior izquierda), ocurre todo lo contrario, pues en este caso el cuerpo del Varón, cuajado de latigazos, es el que casi anula la columna, también de tipo alto, manteniendo Jesús una considerable entereza a pesar del suplicio, fruto del deseo de recrear la divina fortaleza propia de su majestad, muy habitual durante ese periodo. En el Museu Marès de Barcelona se conserva también un espléndido fragmento de la Flagelación de Cristo que forma parte del retablo mayor realizado en el año 1345 por el escultor catalán Jaume Cascalls para la Iglesia de Santa María (antiguo monasterio) de la localidad francesa de Corneilla de Conflent, perteneciente a la región de Languedoc-Rosellón. El retablo, la obra más antigua que se conoce de Cascalls, fue encargado por el abad Berenguer d'Atzat. Labrado en alabastro, el altorrelieve de la Flagelación (imagen inferior derecha), mutilado en algunas zonas, muestra a Cristo, de barba y cabello muy tupidos, fuertemente abrazado a una columna alta, recibiendo el castigo por parte de un verdugo ataviado a la usanza de la época. |
Fotografía de la Sagrada Familia de Fabián Argentina
Fotografía del Museo Frederic Marès cedidas por la propia entidad
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