LA GASTRONOMÍA EN EL ARTE ESPAÑOL (V)
VIEJA FRIENDO HUEVOS

Con información de Miguel Morán Turina, Enriqueta Harris y Jesús Abades


 

 

La Obra

Diego Velázquez pintó esta espléndida obra en Sevilla, cuando tenía 18 ó 19 años de edad. El artista hispalense, que en sus inicios realizó un buen número de escenas de cocina y taberna, demostraba ya un talento especial para plasmar a la gente y a los objetos que formaban parte de la vida diaria de la época.

Su fascinación por los contrastes de materiales y texturas, así como por los juegos de luces y sombras reflejadas tanto sobre superficies opacas como reflectantes, se manifiesta en este óleo sobre lienzo, especialmente en los huevos friéndose en el anafe y en la variedad de utensilios, algunos de ellos idénticos a los de Escena de Cocina con Cristo en Casa de Marta y María, probablemente pintada el mismo año (1618); de hecho, la vieja que figura en la cocina de dicha obra es la misma que la Vieja Friendo Huevos, y el chico que sostiene el recipiente de agua en este cuadro -quizás el aldeanillo citado por Pacheco, maestro del autor, como aprendiz y modelo de Velázquez- aparece otra vez en El Aguador de Sevilla, pintada apenas tres años más tarde.

Existe discusión entre los expertos sobre esta pintura, actualmente conservada en la National Gallery de Edimburgo procedente de Londres: Harris lo cree un bodegón para el que Velázquez pudo inspirarse en una escena del Guzmán de Alfarache, Brown percibe en él un posible contenido críptico, Gállego propone una alegoría del sentido del gusto, y Marías lo ve como una reflexión sobre el tacto y la vista.

Brown apunta la teoría de que la vieja esté preparando sopa de ajo, algo que Gállego considera improbable, aunque observa que quizás el anafe contenga agua y esté escalfando los huevos en lugar de freírlos. La obra, cuya fecha se sabe gracias al descubrimiento de la misma en una restauración, mide 100,5 x 119,5 cm.

 

El Plato

El huevo es la base de varios platos-estrella de la gastronomía española; la tortilla de patatas a la cabeza. Si a este plato se le añaden vísceras -mollejas, sesos o criadillas- tenemos las singulares "tortillas granadinas", llamadas también "tortillas al Sacromonte". Son muy populares también los huevos mollets, rellenos -en algunos casos, bañados con salsa bechamel y horneados-, los huevos acompañados de patatas fritas y chorizo cortado a rajas -que en ciudades como Córdoba suelen servir directamente en peroles-, y los "huevos a la flamenca", estos últimos acompañados de jamón y verduras preparadas como si fuera una menestra.

 

FUENTES: MORÁN TURINA, Miguel. Velázquez. Catálogo Completo, Madrid, 1999, p. 26.

 

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