LA GASTRONOMÍA EN EL ARTE ESPAÑOL (IX)
BODEGÓN CON PEPINOS, TOMATES Y RECIPIENTES

Con información de Marta Poza Yagüe e Ignacio Medina


 

 

La Obra

Si hay un pintor al que podemos atribuir el título de especialista en el género de "bodegones alimenticios", ese es Luis Egidio Meléndez (Nápoles, 1716 - Madrid, 1780), responsable de casi un centenar de piezas de este tipo. A través de los cuadros de Meléndez, quien pese a su talento vivió siempre en la pobreza, casi es posible realizar un recorrido gastronómico por los manjares más representativos de toda la Península Ibérica.

Frescos besugos de escamas irisadas, jugosas rodajas de salmón, esponjosas hogazas de pan, higos verdes y morados, ciruelas, limas, membrillos, sandías, granadas, perdices de plumas coloreadas... todos ellos se convierten en protagonistas absolutos de sus composiciones, con la única compañía de algunos utensilios de cocina y de recipientes, la mayoría de barro, cuyas decoraciones permiten rastrear su procedencia entre los alfares toledanos de Talavera de la Reina y Puente del Arzobispo.

Presentados sin elaborar, los ingredientes de estas naturalezas muertas se asemejan de tal modo a la realidad que, al visualizarlos, acuden inevitablemente a la mente del espectador los platos que podría preparar con ellos. Respecto a los utensilios, suelen estar relacionados entre sí; bien por ser empleados para el servicio, bien por contener los condimentos adecuados para el combinado de viandas.

Así sucede con el óleo sobre lienzo Bodegón con Pepinos, Tomates y Recipientes (1774), en el que los tomates y pepinos, junto con el salero, la alcuza del aceite y la vinagrera, sugieren la elaboración de una ensalada; o, por qué no, añadiéndoles un poco de ajo y triturándolos, de un refrescante gazpacho. Encargado para el Palacio de Aranjuez, permaneció en sus paredes hasta su traslado al Museo del Prado en 1819.

 

El Plato

De las vegas de Córdoba, Sevilla o Granada llega la materia prima imprescindible para desarrollar algunos de los guisos más universales de la cocina andaluza: el gazpacho, el salmorejo, el ajoblanco o el pisto, aunque éste último también es una gran especialidad de la comarca manchega. Imposible saber de cuántas formas se puede hacer un gazpacho: más claro o más espeso, al completo o con alguna baja (la cebolla, normalmente). Todo es posible y no hay dos iguales. Hay diferencias sutiles pero decisivas entre el gazpacho y el salmorejo cordobés; en este caso el tomate es el rey, el pan apenas se remoja, se suele añadir huevo para aportar consistencia y untuosidad, y se adereza con un hilo de aceite de oliva virgen extra, jamón picado y huevo cocido.

 

Anterior Entrega en este

 

Volver          Principal

www.lahornacina.com