LA OBRA DE JUAN GONZÁLEZ MORENO (IX)
VISIÓN SOBRE LA CAÍDA Y LAS HIJAS DE JERUSALEM EN MURCIA
Inmaculada Alcántara Sánchez
Este artículo pretende reunir dos de mis preferidas y consideradas grandes obras escultóricas que recuerdan escenas comunes en la Pasión vivida por
Jesucristo y que desfilan en la Semana Santa de Murcia.
Distanciadas en el tiempo, y ejecutadas en épocas tan dispares y contrarias, la calidad de ambas les aúnan en un mismo sentir del espectador que las contempla y se conmueve al recibir ese mensaje evangelizador transmitido con maestría por Francisco Salzillo Alcaraz
(1707-1783) en el paso de La Caída, y Juan González Moreno (1908-1996) en el
misterio denominado Hijas de Jerusalem; donde en ambas aparece Jesús, camino del Calvario, cuando cae en
tierra y es ayudado por Simón de Cirene a portar la Cruz.
La Caída de Francisco Salzillo fue realizada en el año 1752 por encargo de Don Joaquín Riquelme y Togores, y desde entonces desfila cada mañana de Viernes Santo gracias al desfile procesional que organiza la Real y Muy Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno; mientras Las Hijas de Jerusalem fue tallada en 1956, para desfilar en la procesión celebrada en la tarde-noche del Miércoles Santo, por petición de la Real, Muy Ilustre, Venerable y Antiquísima Archicofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, debido a la desgraciada pérdida durante la Guerra Civil española de la anterior obra homónima.
Ambas escenas reflejan un mismo hecho histórico y poseen en común el eje central de Jesús y Simón de Cirene, aunque los personajes secundarios difieren y definen dos momentos distintos, ya que en la escena más dramática y enérgica de La Caída se distribuyen dos recurrentes y malvados sayones que dirigen su ira y ejecutan su martirio bajo la supervisión de un soldado romano; mientras que en el paso impregnado de mayor serenidad de las Hijas de Jerusalem, son obviamente dos mujeres las que se lamentan y lloran desconsoladas junto a un niño que se apiada y dirige su inocente mirada hacia Jesús.
Enmarcado el paso de La Caída en el estilo barroco tardío todavía imperante en la Murcia floreciente y de esplendor que se vivía con fuerza en la ciudad a mediados del
siglo XVIII, la imagen de vestir de Jesús va provista de suntuosas telas y rica corona de espinas que sujeta la larga melena
de cabello natural, a diferencia de la talla completa realizada por Juan González Moreno en plena crisis de la posguerra civil española, donde destaca el empleo de colores mates y oscuros que tan sólo rompen su sencillez por el estofado geométrico y dorado de una corona de espinas tallada con precisión.
Estás bellísimas composiciones, de gran complejidad en su escenificación por una casi obligada visión unilateral, son magistrales en belleza, técnica y calidad artística, donde los rostros parecen insuperables, las anatomías de todas las esculturas son precisas, y los pliegues en la talla son acertados en todo momento.
Diferentes y similares al mismo tiempo, su contemplación es el mejor regalo que reciben los
espectadores.
Fotografías de Santiago Rodríguez López
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