LA OBRA DE JUAN GONZÁLEZ MORENO (X)
LA APARICIÓN DE JESÚS A SANTA MARÍA MAGDALENA - CIEZA
Joaquín Caballero
Este año conmemoramos el nacimiento de unos de los escultores más sobresalientes del siglo XX, el murciano Juan González Moreno, y por supuesto no podría faltar unas de sus últimas obras, La Aparición de Jesucristo a Santa María Magdalena después de la Resurrección, que junto al Ecce Homo de la misma localidad murciana, Cieza, pasan a ser la culminación de la obra del maestro, llegando su estilo a la perfección total dentro de los parámetros del arte levantino del siglo XX.
Anecdóticamente, la primera obra del maestro fue para esta ciudad, el Santísimo Cristo de la Agonía (Crucificado de facciones bellas y perfecto estudio de la anatomía del cuerpo humano), y las últimas que realizó de tipo pasionista son La Aparición y el Ecce Homo, también de Cieza. Esto quiere decir que González Moreno, desde que hizo aquella primera obra del Cristo de la Agonía, no tenía perfilado su estilo renovador, que acabara viéndose totalmente definido en este hermoso grupo escultórico.
Fue en 1972 cuando la Cofradía del Descendimiento de Cristo y Beso de Judas de Cieza, encarga al insigne escultor esta obra, La Aparición, que se compone de dos imágenes, Jesús y María Magdalena, ambas sorprendentemente estructuradas en cuanto a la composición de la obra, siendo el cruce de miradas lo más atractivo y significativo del conjunto.
Dice al respecto el Discípulo Amado: "Estaba María junto al sepulcro fuera llorando. Y mientras lloraba se inclinó hacia el sepulcro, y ve dos ángeles de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies. Dicen ellos: "Mujer ¿por qué lloras?". Ella les respondió: "Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto". Dicho esto, se volvió y vio a Jesús. La dice Jesús: "Mujer ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?" Ella, pensando que era el encargado del huerto, le dice: "Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré". Jesús le dice: "¡María!" Ella se vuelve y le dice en hebreo: "Rabbuní!" -que quiere decir Maestro-. Dice Jesús: "No me toques, que todavía no he subido al Padre" (Jn. 20, 11-17).
González Moreno pone en práctica de manera brillante todo lo representado en las sabias escrituras acerca de una escena que, en este caso, adquiere carácter procesional. De la misma podríamos destacar la imagen de Jesús, que se nos presenta majestuosa, serena y triunfante, situándose de pie y ataviada con una túnica blanca, que ante la divinidad de Dios se vuelve dorada. Con la mano derecha quiere decirle a María Magdalena: "No me toques, que todavía no he subido al Padre", al mismo tiempo que le enseña las llagas, símbolo del martirio por los clavos utilizados en su Crucifixión; mientras que con la mano izquierda, en un suave ángulo que se hacia el cielo, le dice a su discípula que aún tiene que ascender junto al Altísimo.
Por el contrario, la imagen de María Magdalena se nos sitúa de rodillas, siendo sus ropajes de colores originados de lo terrenal, como son el marrón y el verde. Aparece atónita por no creerse que esta viendo a su Maestro, de ahí que lo intente tocar para ver si es verdad la aparición. Sin duda, el rostro de la santa es uno de los más bellos de su autor.
La ejecución de las dos imágenes es de primera calidad, En esta ultima etapa, González Moreno tiende más a apartarse de los cánones de imágenes de factura seria y realiza obra de tipo más dulce y sereno, prevaleciendo siempre la belleza idealizada y mostrando al espectador lo que realmente es la escena recreada, lo cual ocurre también en el paso de La Aparición de Jesús a Santa María Magdalena.
En definitiva, es Juan González Moreno un ejemplo a seguir gracias al extraordinario legado de obras que nos ha dejado, sabiendo transmitir a cada una de ellas el mensaje que realmente representa. Por lo tanto, nos encontramos con el escultor murciano por excelencia del siglo XX y sin ninguna duda uno de los grandes en la historia del arte.
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