GRECIA. FUENTE DEL ARTE OCCIDENTAL (III)
LOS ÓRDENES ARQUITECTÓNICOS

Con información de Rafael Iglesia


 

"¿Los griegos eran muy corruptos? (...) Qué los dejen en paz porque tampoco ellos se han pirrado por entrar en Europa, entre otras cosas porque eran Europa"

Antonio Gala

 

     
     
Templo de Apolo en Corinto (hacia 540 a.C.)
     
     
     
     
     
     
Templo de Apolo en Didima (hacia 330 a.C.)

 

Los grandes avances arquitectónicos y urbanísticos realizados en Grecia en el siglo VI a.C. aparecen derivados de la utilización de la columna, que implica una definición tanto del fuste como del capitel, y la creación de los órdenes arquitectónicos, cuya racionalidad ha marcado profundamente la cultura europea:

 

Orden dórico
Se desarrolló en el continente griego, en Creta y en la Magna Grecia. Pudo tener su origen en el capitel de la columna micénica. La columna no tiene base, su fuste, acanalado y cónico, no reduce su diámetro hacia la parte baja, como ocurre en el fuste micénico, sino hacia la alta para ganar mayor estabilidad. La estructura del capitel es puramente geométrica: un cuerpo simplemente moldeado que sostiene un ábaco cuadrado de dimensiones muy superiores a las de la columna y a las del arquitrabe para limitar su peso. El arquitrabe, casi siempre liso, no recibe directamente el peso de la cornisa, puesto que entre ellos se encuentra el friso.

Orden jónico
Prosperó en varias islas de Asia Menor. Quizás evolucionó a partir de fórmulas protojónicas o eólicas. De inspiración oriental, sobre todo en sus elementos decorativos, es más ligero y menos abstracto que el dórico. Se eleva sobre base circular. La columna, algo más estrecha en la parte alta, está coronada por un capitel con volutas, cuya parte inferior circular está generalmente adornada con elementos geométricos yuxtapuestos en forma de huevo; en la parte alta, una superficie rectangular se enrolla en dos de los lados, siguiendo el sentido del arquitrabe, con potentes volutas que giran sobre sí mismas como tubos.

Orden corintio
Habrá que esperar hasta el año 450 a.C. para que la tendencia arquitectónica se vuelva más ornamentadas a pesar de mantener la fidelidad al orden dórico, que cede parcialmente, si bien de manera accesoria y complementaria, frente a una reutilización del orden jónico. Aparece también el orden corintio, de forma aislada al principio y más tarde como integrante de la arquitectura dórica. El capitel corintio, que es el elemento más importante del orden que lo adjetiva, accede rápidamente a su forma canónica, compuesta por dos hileras de hojas de acanto, unas volutas bajo los ángulos y ocho caulículos o tallos. El aspecto florido, pleno y naturalista de este capitel invade la arquitectura.

 

Mientras que la estructura del orden dórico es severa, austera y robusta, la del jónico semeja más graciosa, elegante y delicada. El fuste arquitectónico y decorativo del orden jónico determina que alguno de sus monumentos alcance proporciones gigantescas, en tanto que el orden dórico parece más directamente integrado en la tierra y en el país en que se manifiesta.

En general, con el capitel corintio se llega a la fórmula definitiva que no se modificaría más, a pesar de sus reinterpretaciones en el mundo grecorromano y en las épocas medieval y moderna de la cultura europea.

 

 

El 2 de diciembre de 1806, Napoleón decretó en Pilsen la construcción de un Templo de la Gloria, cuyo programa especificó y cuyo proyecto se concursó. El edificio debía levantarse sobre los cimientos de la Iglesia de la Magdalena, en la Calle Real de París. En su interior se inscribiría en planchas de mármol los nombres de los caídos por la Patria, las listas de los regimientos y los ejércitos. Los mariscales tendrían allí su estatua.

27 fueron los proyectos presentados y la Academia de Bellas Artes seleccionó el proyecto de Beaumont, alumno de Julien-David Le Roy. Sin embargo, Napoleón quería expresamente "un templo tal como en Atenas" y prefirió el proyecto de Pierre Alexandre Vignon (1762-1828), otro alumno de Le Roy, que tenía forma perfecta de templo griego. El discípulo seguía así fielmente las enseñanzas del maestro, quien había visitado las ruinas griegas y cuyo objetivo docente era imponer "la arquitectura viril que había admirado en Grecia".

El Templo de la Gloria, desde 1842 Iglesia de la Madeleine, es un gran templo períptero, emplazado sobre un alto podio romano al estilo de la Maison Carrée en Nimes. El interior revela la dificultad que tuvieron siempre los arquitectos neoclásicos cuanto utilizaron fórmulas griegas; debido a la simplicidad de la función que cumplía el interior del templo griego -mero cobijo de la divinidad sin ceremonias con fieles- no pudo ser utilizado para ninguna de las mucho más complejas funciones propias del siglo XIX.

Es por ello que, pese a los dictados griegos, los interiores de templos como la Madeleine debieran ser o romanos, o libres de todo estilo. En el caso de la Madeleine, encontramos un resultado híbrido con elementos bizantinos soportados por columnas corintias y una concepción espacial mayormente barroca.

 

Fotografías de Alun Salt, Güray Dere y Alain Michot

 

FUENTES: AA.VV. "La arquitectura en la Grecia arcaica" y "Los órdenes arquitectónicos en la Grecia clásica", en "La Antigüedad Clásica", volumen II de Historia del Arte, Barcelona, 1997, pp. 43-45 y 97; IGLESIA, Rafael. Arquitectura Historicista en el Siglo XIX, Buenos Aires, 2005, p. 144.

 

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