GRECIA. FUENTE DEL ARTE OCCIDENTAL (IV)
FRISOS

Con información de José Miguel Hernández


 

"Grecia es para la humanidad, lo que es el corazón y la mente para el humano."

Johann Wolfgang von Goethe

 

     
     

Perseo degollando a la Gorgona

Detalle de una metopa de 147 cm del
Templo C de Selinunte (Sicilia)
Piedra caliza
Hacia 540 a.C.
Museo Nacional de Palermo

Lucha de Centauro y Lapita

Detalle de la Metopa XXIII
de la cara sur del Partenón de Atenas
Mármol
Hacia 447-438 a.C.
British Museum

 

La presencia del friso permite el desarrollo de una decoración monumental y es exclusiva de la arquitectura griega. El friso se compone de superficies rectangulares con estrías verticales que alternan con paneles pintados o esculpidos. Los rectángulos estriados se llaman triglifos y los paneles, metopas.

Generalmente, el friso está situado entre el arquitrabe y la cornisa para evitar que el primero reciba directamente el peso de la segunda. A diferencia del dórico, el orden jónico, siempre menos abstracto, suele carecer de triglifos, lo que permite la presentación de un friso decorado continuo.

La novedad más espectacular del Partenón, una de las construcciones principales de la Acrópolis de Atenas, fue precisamente el friso interior continuo que remataba el muro de la naos y que, desde el ángulo sudoeste, partía en las dos direcciones y, recorriendo toda la cella y las columnas del pronaos, bajo el pórtico, se juntaba en la cara oriental, decorando así, a lo largo de 160 metros, un lugar que ningún edificio dórico anterior había utilizado a tal efecto. Su tema es la procesión de las Panateneas, que cada cuatro años se dirigía a la Acrópolis para revestir la estatua de Atenea del peplo que cuatro muchachas de la aristocracia urbana, las arréforas, habían bordado para la diosa. Los paneles del relieve, en mármol, con una altura de 102 cm, están repartidos entre su primitivo emplazamiento y entre los museos del Louvre, British Museum y de la Acrópolis.

El friso dórico representaba el combate de los dioses contra los gigantes, con Atenea, Zeus, la Victoria, etcétera. En el lado sur aparecía la centauromaquia, y en el norte, la caída de Troya. Pocos elementos, bajo forma de algunas metopas, se han conservado de esta decoración.

Del total de 92 metopas que adornaban los cuatro lados del arquitrabe del Partenón solo han llegado a nuestros días 19 de ellas, de las que algunas continúan en el templo y las restantes se hallan en el British Museum. La mayor parte fue destruida a martillazos cuando el templo fue convertido en iglesia cristiana.

También merece destacarse el friso escultórico que bordea el teatro de Dionisos, en el que resplandece el dinamismo escultórico del artista con sus estatuas tan espléndidas como perfectas y, en las que dentro de los escasos límites de espacio apela al subterfugio de actitudes sentadas, que le permite dar cabida a tallas humanas tan airosas como proporcionadas.

Por último no daríamos una idea exacta del aspecto de un templo griego si no indicásemos las variadas decoraciones que las embellecían. Los bellos edificios griegos, frecuentemente construidos en mármol blanco, habrían resultado monótonos bajo el sol de sus ciudades y sobre el fondo de los azules cielos griegos. Por eso recurrieron a la policromía. Pero no existía una regla fija: el artista distribuía los tonos de acuerdo con la ornamentación del templo y el efecto de las luces.

Así, por ejemplo, se teñía de rojo el arquitrabe, de azul las estrías de los triglifos y el témpano de los frontones; también de rojo, el fondo de las metopas. Sobre estos fondos, fuertemente coloreados, las figuras de los bajorrelieves adquieren un realce y una animación extraordinarios. A esto se agrega una lograda y variada coloración de las telas, las armas, y en gran parte de las fisonomías, y una oportuna superposición de adornos y de arneses metálicos en los caballos y en los carros. Tan estupenda armonía de colores, sobre las columnas solemnes, en el fondo límpido de las ciudades marítimas, formaba un espectáculo de incomparable belleza.

 

 

El diseño de la Puerta de Brandenburgo, la única sobreviviente de las 15 puertas que daban acceso en el pasado a la ciudad de Berlín, se basa en los Propileos que existieron antiguamente en la Acrópolis de Atenas.

Se trata de un majestuoso portal neoclásico en piedra arenisca, que posee 26 metros de altura, 65,5 de ancho y 11 de longitud. Fue construida por el arquitecto Carl Gotthard Langhan de 1788 a 1791. Al ser un pórtico hexástilo se compone de seis columnas dóricas que sostienen un travesaño de 11 metros de longitud, creando así cinco pasajes cuadrados, el del centro de mayor anchura que los otros.

En 1793 se añadió sobre la puerta la cuadriga del escultor Johann Gottfried Schadow, autor también de los relieves. Representa a la diosa Victoria montada en un carro tirado por cuatro caballos en dirección a la ciudad. La actual es una copia en bronce con los moldes originales al quedar la primitiva prácticamente destruida tras la Segunda Guerra Mundial. Entre los relieves, además de los dedicados a los Trabajos de Hércules y a la diosa Eirene, personificación de la Paz, también se han reinterpretado las luchas de lapitas y centauros que aparecen en las metopas del lado sur del Partenón (imagen superior).

Originalmente la puerta tuvo casetas a ambos para los guardias militares y el recaudador de impuestos. Después del derribo de la muralla de la ciudad, en 1868 Johann Heinrich Strack las reemplazó por salas de columnas abiertas cuyo diseño sigue el de la puerta.

La casa Liebermann y la casa Sommer, edificadas recientemente a izquierda y derecha de la Puerta de Brandemburgo, la cual fue restaurada entre los años 2001 y 2002, están concebidas como edificios gemelos y su arquitectura se apoya en los modelos históricos del constructor prusiano Friedrich August Stüler.

 

Fotografía inferior de Mitue

 

FUENTES

AA.VV. "La Arquitectura en la Grecia Arcaica" y "La Grecia Clásica: la Acrópolis y el Canon Clásico", en "La Antigüedad Clásica", volumen II de Historia del Arte, Barcelona, 1997, pp. 43-45 y 108-109.

HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ, José María. "Puerta de Brandenburgo, Berlín, Alemania, 1788-1791", en http://www.jmhdezhdez.com/2013/04/puerta-de-brandenburgo-berlin-alemania_5.html

http://www.visitberlin.de/de/ort/brandenburger-tor

 

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