LA OBRA DE ANTONIO ILLANES (II)
NAZARENO DE LAS PENAS (SEVILLA)

Sergio Jesús Parra Medina


 

Continuamos con el especial dedicado a las obras más relevantes
del escultor de Umbrete (Sevilla) con vistas a una futura reedición de su obra literaria
y la creación de un certamen de imaginería en su localidad natal 

 

 

Antonio Illanes decía que siempre le gustó hacerse los encargos a que se los hicieran. Refiriéndose a la creación del Nazareno sevillano de la Hermandad de San Roque, el escultor comenta en su libro “Del Nuevo Estudio” (1967) que “en un rapto de entusiasmo y de fe, concebí una imagen enérgica, viril, como el Hombre-Dios corresponde, con todas sus renunciaciones, miserias y todos los padecimientos espirituales y humanos, agobiado por el peso de la cruz redentora, camino del Gólgota, para recibir el martirio. A pesar de que la escultura sería para ser vestida con la túnica nazarena, tallé su desnudo completo, llegando a tal realismo y minuciosidad que hice hasta los órganos genésicos, encarnación del hombre”.

Este importante testimonio en propias palabras del autor, nos remonta al año 1939, fecha en la que nace esta obra, que por su particular resolución estructural y anatómica de la composición, dio origen a ciertos planteamientos morales y espirituales, dentro del marco escultórico-artístico de la imaginería. Así pues, nuestro imaginero, frente a un tal Fray Diego de Valencina, que mucho lo estimaba, dialoga sobre el asunto:

 

- Fray Diego: - No hay que satisfacer tanto naturalismo; no es preciso.
- Antonio Illanes: - Jesús divino, fue al mismo tiempo criatura carnal.
- Fray Diego: - No lo tengas por norma.

 

Así pues, la imagen, una vez terminada, fue presentada en una exposición, donde la adquirieron un grupo de capillitas que se enamoraron de ella al instante, por ser el cristo soñado para su Cofradía. A continuación, incluyo la resolución de este capitulo con la anécdota siguiente en palabras del propio umbreteño:

 

“... A los entusiastas capillitas les hice comprender como estaba lo oculto por la túnica; sentía inequívoca contrición, ciertos escrúpulos, por lo que me dijo Fray Diego. “Si les parece la mutilamos”, vine a decirles a los hermanos. Estos se ofendieron, casi me pegan. “¿ Mutilarlo? ¡Estáis locos! ¡Queremos un cristo muy hombre, muy macho, como no haya otro semejante!...” y los ardorosos cofrades tuvieron su Nazareno como ellos deseaban; Divino, pero muy Hombre, reverentemente macho, como se ufanan serlos todos los cofrades de la Hermandad de San Roque.”

 

Fuentes: Antonio Illanes Rodríguez: “Del Nuevo Estudio”. Sevilla, 1967.

 

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