LA OBRA DE ANTONIO ILLANES (V)
CRISTO DE LA SAGRADA LANZADA (SEVILLA)
Sergio Jesús Parra Medina
Continuamos con el especial dedicado a las obras más relevantes
del escultor de Umbrete (Sevilla) con vistas a una futura reedición de su obra
literaria
y la creación de un certamen de imaginería en su localidad natal
Primera imagen de Antonio Illanes Rodríguez, a la edad de veintiséis años, realizada en tres meses (1928-29) y mostrada en la Exposición Iberoamericana (Sevilla, 1929), con la que nuestro artista obtiene el ingreso en la Orden de Caballeros de Alfonso XII.
“ Severa elegancia”, es el término que Illanes utiliza para definir el valor artístico de su primera imagen, la cual califica como original, dentro de la Escuela de Martínez Montañés.
A continuación hago referencia literal del anecdotario de Illanes, “Del Viejo Estudio” (1965), en el que describe, para nuestro disfrute, la creación del Cristo de la Lanzada, haciéndonos llegar sensaciones que, gracias a su pluma, detiene la década de los años 20 para los anales de la Historia.
"Don Manuel González Santos, era el director de la Escuela de Artes y Oficios cuando Yo fui alumno de ella *... Fue por aquellas fechas cuando a mí, no cuajado artista, me encargaron la hechura del Cristo de la Lanzada...y no teniendo aún taller propio, consintió nuestro querido director la tallara en la escuela. Tenía que realizar la obra en menos de tres meses, y siendo periodo de vacaciones, por Navidades, no debía utilizar el alumbrado eléctrico. Algunas veces, don Manuel me sorprendía trabajando vehementemente en la Imagen, a la luz de un viejo y humeante velón hasta altas horas de la madrugada animándome gozoso, y después de darme las buenas noches con un paternal abrazo, se marchaba conmovido; viva estampa del siglo XVII.
Cuando terminada fue la obra, se me ofreció
pintarla generosamente. Acepté honradísimo.
Sabido es el empleo del óleo en las
esculturas policromadas y cómo se han de fundir los colores hasta alcanzar las
calidades tersas y transparentes del esmalte. Consíguese con la vejiguilla o
envoltura de cierto órgano del macho cabrio mojado continuamente en agua,
restregándolo fuertemente sobre lo recién pintado. Llegado el momento, González
Santos, trémulo, coloreaba con sus pinceles las desnudas carnes del
Crucificado. Yo, preparado con el pitraco y, de cuando en cuando, me repetía
jadeante "¡Illanes; ven con la tripilla detrás mía, y no dejes de darle
mucha, muchísima tripa a lo que voy pintando!...".
Acompaño también el siguiente capítulo del libro, en el que el escultor narra como fue el traslado de la imagen, desde la Escuela a la Capilla:
"Corría el año 1929 y se estaba construyendo el estudiio.
Yo, entonces alumno de la Escuela de Bellas Artes situada en el viejo edificio que fue conventual de los Mercedarios, febrilmente daba los últimos toques y preparaba la entrega del Crucificado que me encargara la Hermandad de la Lanzada para su paso de Misterio.
Entre mis condiscípulos que me acompañaban
en aquellos momentos históricos de mi carrera artística, reinaba el mayor
entusiasmo por el éxito de la empresa y, empleando un símil taurino -permítaseme
el vocablo- diré que aquel trascendente acto era como el recibir la alternativa
en plaza de gran tronío.
Presentóse la Junta de la Cofradía en pleno, presidida por su Hermano Mayor de turno don Andrés Gautier y su Mayordomo don Antonio Vázquez, ya fallecidos. La obra gustó mucho. Cuando los mozos de cuerda trataban de efectuar su traslado, mis amigos artistas, impulsados por la entrañable camaradería que entonces reinaba, rodearon la imagen, y al grito de ¡ vamos con ella!, cargáronla sobre sus hombros ante el estupor de los cofrades maravillados por tan conmovedores sucesos.
¡Qué hermosas y ejemplares pequeñeces que hacen grandes nuestras cosas!
Triunfalmente, entre hiperbólicos e ingeniosos vítores de los estudiantes, la llevaron hasta la capilla de San Gregorio, donde residía la Hermandad por aquellos días.
Huelga decir que los insospechados y
bulliciosos costaleros, fueron después rumbosamente agasajados a caño libre
con el dorado jerez en el cercano Pasaje del Duque por la referida Junta,
imperando en tan singular asociación la mayor cordialidad y alborozo".
Fuentes: Antonio Illanes
Rodríguez: “Del Viejo Estudio”, Sevilla, 1965.
LXXV Aniversario del Santísimo Cristo de la Sagrada Lanzada, 1929-2003,
Sevilla, 2004.
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