LA OBRA DE ANTONIO ILLANES (IX)
VIRGEN DE LA AMARGURA (ARACENA - HUELVA)
Texto y fotografías de José Fernández García
Continuamos con el especial dedicado a las obras más relevantes
del escultor de Umbrete (Sevilla) con vistas a una futura reedición de su obra
literaria
y la creación de un certamen de imaginería en su localidad natal
La Dolorosa es titular de la Antigua, Pontificia, Real,
Ilustre y Venerable Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Santa Cruz en
Jerusalén, María Santísima de la Amargura, San Juan Evangelista y Santo
Domingo de Guzmán. Recibe culto en la nave del evangelio de la Parroquia de
Nuestra Señora de la Asunción de la Ciudad de Aracena (Huelva).
La efigie fue adquirida por el Marqués de Aracena, Francisco Javier Sánchez-Dalp y Marañón, al imaginero sevillano Antonio Illanes Rodríguez en el año 1964 -mismo año de la fotografía en blanco y negro que ilustra este escrito, tomada en el taller del escultor- y vino a sustituir a otra imagen realizada en el año 1941 por el taller del orfebre sevillano Cayetano González Gómez. Dicha imagen, réplica de la Virgen de la Amargura de Sevilla, se conserva actualmente en la aldea onubense de Jabuguillo y reemplazaba a su vez a la Dolorosa destruida en 1936.
Al parecer, la actual titular se consiguió después de mucha insistencia por parte del Marqués de Aracena a Illanes, ya que el escultor era bastante reacio a desprenderse de ella. La imagen la tenía terminada desde hace unos años su autor, de ahí que se desconozca la fecha exacta de su ejecución, aunque se estima en torno al año 1960.
La Virgen de la Amargura fue bendecida el mismo año de su adquisición y desde entonces procesiona cada Madrugada de Viernes Santo acompañando a la devota imagen de Jesús Nazareno, labrado en el año 1941 por el imaginero sevillano José Rivera García.
La bella escultura, de candelero para vestir, mantiene grafismos del estilo propio de Illanes en sus Dolorosas, siempre inspiradas en un modelo físico concreto: Isabel Salcedo, esposa del escultor. Es el caso del modelado blando, sin crispaciones ni estridencias, con cejas gruesas y curvadas, labios carnosos, y pómulos y mentón muy dibujados. En definitiva, los mismos rasgos comunes a otras obras sobre el tema de su autor, como la Virgen de las Tristezas o la Virgen de la Paz, ambas de Sevilla.
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Sin embargo, la gran peculiaridad de la Virgen de la Amargura dentro de la producción de Antonio Illanes estriba en que responde a un modelado más juvenil del habitual, representando el dolor de María en una imagen frágil, aniñada, de una delicadeza exquisita, con un gesto de dolor enternecedor.
Sin duda, se trata de una de las obras más desconocidas de su autor, pese a que su indiscutible calidad la coloca como una de las más destacadas de su trayectoria.
En el año 1999 sufrió una intervención por parte de Jesús Santos Calero, destinada sólo a reparar daños en la estructura de la imagen, así como unas grietas aparecidas en las zonas de los ensambles de la mascarilla, que en ningún caso alteró el aspecto formal de la imagen.
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