Jesús Abades
La extraordinaria devoción que despierta la imagen de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder en la localidad de Isla Cristina se demuestra en el hecho de ser la única efigie de Jesús con la cruz a cuestas de la provincia onubense que ostenta la condición de titular de una iglesia parroquial. La construcción del templo se inició el 7 de diciembre de 1962 y, tras una larga serie de vicisitudes, se concluyó el 15 de marzo de 1966, siendo bendecido el 20 de marzo de ese mismo año por el obispo García Lahiguera. La talla, de gran solemnidad y majestuoso empaque, fue donada a la parroquia por Francisca Feria el 3 de agosto de 1940, en sustitución de la imagen primitiva, destruida en 1936 y cedida en su momento por Dolores Romeu Portas. En el documento contractual se hace constar que la escultura debía ser "en tamaño natural, policromado en madera, con pinturas y materiales de la mejor calidad, terminado con gran perfección de busto, manos y pies, siendo el resto de la imagen simplemente formado, pero sin anatomizar, para ser vestida". En el acta de donación del Nazareno, cuyo importe ascendió a 6.000 pesetas, se hace constar que la imagen fue "bendecida solemnemente con el título de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y Misericordia" (1). El autor de la talla fue Antonio Illanes Rodríguez (1903-1976), uno de los más prestigiosos escultores del neobarroco andaluz y figura primordial del arte sacro de posguerra, al restituir o restaurar un gran número de tallas desaparecidas en los tumultos de 1936. Nacido en Umbrete (Sevilla), se trasladó a los 15 años a la capital hispalense donde inició su aprendizaje junto al escultor valenciano Francisco Marco y Díaz-Pintado. Tras concurrir a la Exposición Iberoamericana de 1929, recibió una subvención del Ayuntamiento para marchar a París, donde se imbuyó del arte de figuras como Maillol, Picasso o Giacometti. Finalizada su estancia en París, abrió taller propio en 1939, realizando a partir de entonces una fructífera y meritoria labor que le merecería ser nombrado, en 1974, miembro de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría (2). Su prestigió se cimentó a la hora de obtener, en el año 1942, la primera medalla de la Exposición Nacional de Arte Religioso con la que fue para muchos una de sus piezas maestras: el Cristo crucificado de la Hermandad de las Aguas, de Sevilla, ciudad para la que ejecutó obras tan célebres como las imágenes titulares de la Cofradía de La Paz (1939-1940), la Virgen de las Tristezas para la Vera Cruz (1942) o el Nazareno de la Cofradía de San Roque (1939), obra que guarda una gran relación estilística con el Gran Poder de Isla Cristina. Su producción en la provincia onubense, aunque no muy abundante, goza de gran valía artística, con obras tan populares como la Reina de los Ángeles de Alájar (1937) -reproducción casi exacta de la primitiva imagen gótica que desapareció en la Guerra Civil-, o las dolorosas de la Amargura (1960) y de Gracia y Esperanza (1957) para Aracena. Para la parroquia y el convento de las carmelitas de Villalba del Alcor realizó varias tallas marianas, todas ellas firmadas por el autor, como la Virgen del Rosario (1947), la Virgen del Carmen (1953) o la exquisita dolorosa del Socorro (1945), restaurada en 1996 por el sevillano José Manuel Cosano. |
Centrándonos en el nazareno isleño, se trata de una excelente talla de Jesús con la cruz a cuestas, que porta, bastante erguido, sobre su hombro izquierdo. El varón inclina la cabeza hacia la derecha y hacia delante, y flexiona levemente el tronco a la altura de la cintura, lo que unido al avance de la pierna izquierda, en decidido paso, contribuye a afianzar la impresión de movimiento de la figura. Mide 170 cm de altura. Cabellera y barba se hallan modelados al modo mesino; partidos a dos aguas, se organizan en macizos y encrespados bucles que caen hacia delante, por el lado derecho, y se recogen tras la oreja izquierda, dejándola a la vista del espectador. La faz de Cristo, de gran delicadeza y armonía de líneas, presenta una afligida expresión que se acentúa al arquear los arcos superciliares, muy resaltados, sobre los hinchados ojos, que miran hacia el suelo reflejando sumisión y entrega. La nariz ha sido esculpida según el tipo judáico, con resalte del tabique nasal, y la boca, entreabierta, muestra tallados los dientes superiores e inferiores, junto con la lengua. Las carnaciones han sido realizadas aplicando suaves tonos tostados. Los regueros de sangre son escasos y causados por la corona de espinas, que es sobrepuesta; parten de la frente sin llegar a alcanzar las cejas, trabajadas a golpes de fina gubia. Las manos, al igual que el cuello y los pies del nazareno, han sido gubiados resaltando tendones y venas, fruto del denodado esfuerzo por cargar el pesado leño -de sección cilíndrica y arbórea-, en absoluta soledad. La imagen es titular de la Fervorosa e Ilustre Hermandad Sacramental y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y Misericordia, María Santísima de las Mercedes y San Juan Evangelista, cuya primera estación de penitencia efectuó en la madrugada del Viernes Santo del año 1921. |
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FUENTES(1) SOSA RODRÍGUEZ, José. Historia de Isla Cristina, Sevilla, 1970, pp. 655-660. (2) GARCÍA DE LA CONCHA DELGADO, Federico. "La imaginería en Sevilla: los nazarenos", vol. III de Arte y Artesanos de la Semana Santa de Sevilla, Sevilla, El Correo de Andalucía, 2000, pp. 146 y 152. |
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