IMAGO PIETATIS (IV)
12/06/2020
Como podemos observar, Italia dio una interpretación más íntima y sufrida al tema de la Imago Pietatis, muy repetido con mayor frialdad en la tradición iconográfica bizantina. Esa interpretación sería más acusada con el tiempo, creciendo tanto en realismo y drama, como en interacción entre los personajes. En esta obra de Marco Zoppo (Cento, 1433 - Venecia, 1478) vemos junto a lo anterior numerosas singularidades iconográficas, como las velas con las llamas apagadas que flanquean la figura de Cristo, lo que acerca la composición de la tumba a un ara de piedra donde Jesucristo se presenta como un sacrificio ofrecido por sí mismo a Dios Padre. El cuerpo de Jesús aparece demacrado y en el interior del sepulcro, apoyado contra su borde superior y con una de las manos tendida sobre el mármol. De pie, detrás de un parapeto, están San Jerónimo, que parece acunar la cabeza de Jesús, y San Juan Bautista. De nuevo hablamos de santos reemplazando a los característicos ángeles. Su elección no obedece al azar: ambos estuvieron en el desierto, Juan fue primo y precursor de Cristo en su sacrificio, y Jerónimo practicó la penitencia, golpeándose el pecho con una roca en empatía con el sufrimiento del redentor en la cruz. Pero lo más llamativo es la comunicación directa que se establece entre los santos, lo que transforma la escena en una "sacra conversazione" ("conversación sagrada"), un formato innovador dentro de la iconografía para el tercer tercio del siglo XV, pues se estima que la tabla fue realizada hacia 1465. Esta versión de la Imago Pietatis, hoy en la National Gallery de Londres, tiene un diseño en el reverso que imita el pórfido, piedra muy utilizada en decoración en la antigua Roma. Ello sugiere que la tabla estaba hecha para ser sostenida y movida, no solo para verse desde un punto de vista frontal, lo que junto a su pequeño tamaño (26,4 x 21 cm), apunta a que probablemente fue pintada para la devoción privada. No sabemos quién encargó la imagen, pero probablemente se hizo en Venecia, donde Zoppo habría visto ejemplos de una iconografía que luego repitió varios años más tarde, en 1471, de forma más convencional en una tabla que actualmente se conserva en el Museo Cívico de Pésaro (imagen inferior) y en origen formó parte de un retablo del templo pesarés de la Observancia. Esta obra da testimonio de la cultura figurativa que se desarrolló en dicha ciudad italiana durante la segunda mitad del XV bajo los auspicios de los Sforza. En ambos casos no solo vemos ejemplos del pensamiento propio del entorno cultural humanista que caracteriza el Renacimiento italiano, sino también detalles técnicos propios de Zoppo como los suaves pliegues de las telas, los tonos pastel que capturan hábilmente la luz, las curvas elegantes y fluidas, y la composición diseñada de forma clara y nítida. Todo ello testimonia también la habilidad del artista como dibujante. |
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