Según Martínez Alcalde, el Varón de Dolores es una representación mística, no histórica, en cuanto que no intenta reproducir un instante determinado de la Pasión de Jesús, sino una suma o compendio alegórico de la misma. La variante que estudiamos, y a la que llamamos Imago Pietatis -aunque esta denominación puede abarcar toda la iconografía en general-, muestra a Cristo ya muerto, exhibido conmiserativamente, llagado, inerme y sangrante, para que las almas cristianas mediten sobre los motivos de su Pasión.

El altar de mármol que preside la capilla sacramental del templo veneciano de San Giuliano o San Zulian alberga tres obras escultóricas de Girolamo Campagna (Verona, 1549 - Venecia, 1625), todas ellas realizadas en torno a 1583: dos terracotas de la Virgen y María Magdalena, patinadas en bronce, flanquean la dramática y expresiva Imago Pietatis que analizaremos a continuación.

Al igual que el pintor Paolo Veronese, estudiado en la anterior entrega, hablamos de un autor de Verona que desarrolló gran parte de su trayectoria en Venecia; solo que Campagna se dedicó a la escultura, y gracias a su prodigiosa fertilidad, nutrió de estatuas, retablos y cenotafios no solo a Venecia, sino también a su Verona natal y a Padua. El estilo de Campagna, discípulo de Danese Cattaneo, está influenciado por Andrea Palladio y Jacopo Sansovino -maestro de Cattaneo-, aunque con un lenguaje ya barroco.

Precisamente la Imago Pietatis de Campagna, el relieve de 85 x 115 cm que constituye el eje central del retablo sacramental de San Giuliano, muestra un notable influjo de Sansovino, en cuanto al gusto pictórico de la composición revelado por los contrastes lumínicos, y de Veronese en cuanto a elegancia y serenidad. La escena de Cristo muerto sostenido por dos ángeles era una de las favoritas de la pintura veneciana de su tiempo, y Campagna la llevó a la escultura mezclando la antigüedad clásica con las formas vénetas.

El gran taller de Girolamo Campagna, que también se hizo cargo de las obras inacabadas de su maestro Cattaneo debido a su fallecimiento, dominó la producción escultórica en Venecia durante las últimas décadas del siglo XVI. Obras como la presente fueron muy celebradas y repercutieron notablemente en artistas posteriores, que incluso no dudaron en copiarla para demostrar su valía y admiración por el maestro.