IMAGO PIETATIS (XII)

05/07/2020


 

 

Pese a erigirse como instrumento artístico fundamental de la Contrarreforma a la hora de combatir lo que se llamó "herejía protestante", la escultura sacra española no ha sido prolija en las representaciones de Cristo muerto sostenido por uno o varios ángeles. España prefirió las representaciones vinculadas a los intercesores de Dios, sobresaliendo las de la Virgen Marķa, y a los santos penitentes como San Jerónimo o María Magdalena, aunque el discurso fuese erróneo en este caso, pues tanto la referida intercesión como el sacramento de la penitencia fueron negados por las diversas denominaciones del protestantismo.

Si muy infrecuente es la vertiente escultórica de esta iconografía en altares y retablos, prácticamente inédita es su presencia en el ámbito de la imaginería procesional. Ni siquiera en Sevilla, donde siglos atrás casi todas sus famosas hermandades de Semana Santa llegaron a tener su propio paso alegórico, se ocupó de ella. Por este motivo, cuando la Hermandad de la Divina Misericordia de Alcalá de Guadaíra, por entonces agrupación parroquial, presentó el 27 de noviembre de 2011 en el templo de Santiago el Mayor a su Cristo titular, el acto constituyó un hecho histórico al llevar a los desfiles penitenciales una composición ya de por sí atípica en nuestro país y rara vez ejecutada más allá del ámbito pictórico.

El autor de la obra, Edwin González Solís, escultor e imaginero boliviano afincado en Córdoba, nacido en 1983, realizó con este simulacro de la Imago Pietatis su primera obra de envergadura y la primera también como escultor independiente tras sus años de formación artística con el artista cordobés Antonio Bernal, cuyo estilo se plasma lógicamente en este primer gran encargo de Edwin, que no dudó en acometer una obra que suponía un claro reto para cualquier artista ya consagrado y que le ha supuesto más de un contrato.

 

 

Cristo se nos muestra inerte, yacente en brazos del ángel en el momento previo a la resurrección. La escena, con las dos esculturas labradas separadamente, deriva de modelos pictóricos como el de Rodrigo de Osona en el Ashmolean de Oxford, los analizados de Alonso Cano en El Prado, o el de Daniele Crespi para el monasterio de la Visitación de Rouen, actualmente en el Museo de Bellas Artes de dicha localidad francesa.

Elevado más por la fuerza mística y desconocida que insufla vida en el cadáver de Cristo que por las manos del ángel, la talla del Cristo se dispone de cara al espectador, como varón de dolores que muestra las llagas de su Pasión. El rostro presenta un rictus de dolor propio de quien ha muerto entre tormentos en la cruz, más en los ojos puede adivinarse una chispa de la vida que está a punto de prender. Es en esta mirada a las alturas, así como en la línea ascendente de todo el conjunto, acentuada por el brazo izquierdo del ángel señalando a las alturas, donde se intuye la presencia de un tercer elemento en la composición, una presencia divina que interviene en la vuelta a la vida del cuerpo inerte de Jesús.

Junto al detallismo de esta Imago Pietatis, el trabajo de Edwin fue elogiado por la elegancia y el delicado equilibrio del conjunto, la suave curvatura alejada de excesos dramáticos, y la airosa sutileza de la composición. Destacan también las perspectivas y ángulos distintos al mirarla desde perfiles y alturas diversas, así como la policromía, contrastando los tonos brillantes y marfileños del ángel con los más oscuros y mates del Cristo.

 

Fotos: Rafael Rubio Carmona

 

Anterior entrega en este

 

FUENTES

RUBIO SEGURA, Rogelio. "Nueva obra de Edwin González Solís para Alcalá de Guadaíra (Sevilla)", 01-12-11, en https://www.lahornacina.com/noticiasedwin4I.htm.

 

Volver          Principal

www.lahornacina.com