EL ENCANTO DE LO INACABADO - ARTES SACRAS (VIII)
VIRGEN CON EL NIÑO
04/07/2021
Foto: Manning Krull |
Esta escultura gótica en piedra de la Virgen con el Niño, cuya inconclusa ejecución debió tener lugar en torno al año 1250, se conserva en la abadía parisina de de Saint-Germain-des-Prés. La estatua, visiblemente inacabada y fragmentada en tres bloques pétreos, fue rehecha a partir del hallazgo de los mismos en 1999 durante una excavación arqueológica realizada en antiguos terrenos de la abadía, muy próximos al templo. Respecto al motivo por el que, en este caso, la figura quedara inacabada por parte del anónimo autor, se han barajado dos teorías: por un lado, un error en su tamaño, y por otro, defectos en la piedra que los canteros no apreciaron y que, por la limpia rotura que atraviesa la estatua por su mitad, hicieron que la misma sucumbiese ante el cincel del escultor, lo que parece lo más probable. Las directrices del arte sacro francés de la época, que pervivieron hasta el siglo XIX, prohibían la realización de una escultura sacra mediante bloques rotos. Tampoco las obras fallidas podían ser destruidas. El hecho de que fueran símbolos de fe primaba sobre tales circunstancias. Se imponía entonces que la imagen, aunque pudiera reaprovecharse una parte de la misma, fuese enterrada, lo que ocurrió en este caso, siendo sus piedras reutilizadas para cimientos de un muro que, como hemos apuntado, formaba parte entonces del recinto abacial. Hasta unos 750 años después, dichos fragmentos no volvieron a ver la luz. Dentro de lo que cabe por lo que se refiere a su acabado, esta Virgen con el Niño posee las grandes calidades típicas de la estatuaria francesa del siglo XIII: rostro amable destinado a conmover a los fieles, interacción entre las figuras de la madre y el hijo en aras de un naturalismo gótico que abandona la frontalidad románica, pliegues de las ropas que imitan el marfil y caen como si fuera una cascada formando grandes diagonales, etcétera. La gran corona y la pequeña correa ajustable que sujeta la túnica en el pecho, tan comunes también en el arte parisino del XIII, quedaron sin embargo apenas esbozadas, y la figura del Niño a medio labrar. Una vez recompuestos sus trozos, la imagen se instaló en la trasera del templo y luego pasó a un lugar más importante del centro de la iglesia, justo a la izquierda del altar principal. Ha sido acertadamente relacionada con un ejemplar de Saint-Corneille de Compiègne, otra abadía que se encuentra cerca de París, y especialmente con la Virgen Coronada que está en el parteluz de la llamada "puerta dorada" de la Catedral de Amiens. |
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