ARTE INCA (V)
EL CORI-CANCHA

Jesús Abades y Sergio Cabaco


 

 

Durante mucho tiempo, la ciudad de Cuzco (Cusco), futuro centro del Imperio inca, estuvo formada por una aglomeración de cabañas agrupadas indistintamente en torno al santuario del Sol. Pero la era imperial supuso también su remodelación, y con el monarca Pachacuti se convirtió en una urbe cosmopolita de más de 60.000 habitantes. Los españoles que la vieron en el año 1533 quedaron sorprendidos por su edificación de piedra, la decoración de las fachadas de sus edificios y la cuidada organización urbana.

La estructura fundamental de la ciudad estaba constituida por cuatro calles, cuyo centro eran la plaza principal o Haucaypata, y el templo del sol o Cori-cancha. El esquema organizativo del Imperio procedía desde unidades pequeñas a otras más grandes, lo que, en el plano simbólico, significaba que el templo del Sol representaba el centro de la ciudad del Cuzco, que era a su vez el centro del Imperio, centro a su vez del Universo.

El Cori-cancha era la referencia obligada de todo acontecimiento religioso y punto de comparación. Todos los santuarios se remitían a él, en su calidad de "centro" y "único". Incluso las huacas, lugares sacros situados en los barrios de la ciudad, estaban trazadas según coordenadas que comprendían el templo del Sol como punto de partida Descrito detalladamente por el inca Garcilaso, éste consistía en un complejo arquitectónico de distintos templos y residencias de sacerdotes. En su jardín se mezclaban espigas de oro junto a las naturales, y llamas, apacentadas por personajes de tamaño natural, íntegramente realizados en oro.

El santuario del Sol era el edificio principal, orientado de este a oeste, y se encontraba en el solar que hoy ocupa el convento cuzqueño de Santo Domingo. Sus paredes estaban cubiertas con placas de oro, y una hermosa figura del Sol, también de oro, presidía el recinto. En él se hallaban las momias de los incas, encaradas hacia la ciudad del Cuzco, salvo la de Manco Capac (personaje del que hablaremos en otra entrega), que miraba directamente al Sol.

El templo más cercano al Sol era el de la Luna, un recinto forrado de tablones de plata. En su centro aparecía representada Mamaquilla (la Luna), y a los lados las momias de las coyas (esposas de los incas).

Cerca del aposento de la Luna estaban el templo dedicado a Venus y las estrellas, el de Illapa (voz que significa rayo, relámpago y trueno), y el templo del Arco Iris. Por último, en el Cori-cancha había salas destinadas a los sacerdotes. Además del jardín, el recinto sagrado estaba provisto de una gran plaza y cinco fuentes.

 

 

FUENTES: A.A.V.V. "El Arte y la Cultura Peruanos: Los Incas",
en Las Primeras Culturas Precolombinas, Barcelona, 1998, p. 155-157.

 

Fotografías de www.portalinca.com

 

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