ARTE INCA (IX)
COSMOGONÍA

Con información de Francisco Morales Padrón


 

 

La cosmogonía incaica enseñaba que el mundo había sido creado cuatro veces y otras tantas destruido. Los incas creían en un dios supremo, sin principio ni fin, tal vez de origen tihuanaquense, al cual llamaban Viracocha en la zona de la sierra y Pachacamac en las costas. Este dios era una divinidad inactiva, que había dejado el cuidado de la tierra a otros dioses, como Inti (el Sol), Quilla (la Luna), Illapa (el Trueno), Pachamama (la Tierra) y Mamacocha (el Mar). La Luna era considerada la mujer del Sol y el Trueno tenía el título de gobernador de las lluvias. Así mismo, la civilización inca adoraba a las guacas o enterramientos.

El rito y el culto religiosos se celebraban en los templos, de los cuales el ya estudiado Cori-cancha del Cuzco es uno de los más famosos. No faltaban los sacrificios, que en las graves solemnidades eran de seres humanos: adultos o hermosos niños de diez años. Se ofrecían también a los dioses líquidos, comida, coca, etcétera. Los sacrificios podían ser incruentos; para ello era ahogada la víctima.

En la fotografía podemos ver la llamada Dama de Ampato, conocida también como Juanita. Fue encontrada en 1995, entre las nieves que cubren la cima del volcán inactivo Ampato, y llevada a Arequipa. El extremo frío y la sequedad del lugar aseguraron su conservación hasta el día de hoy. La Dama de Ampato era en realidad una niña de 13 ó 14 años, cuyo sacrificio, realizado de un golpe en la cabeza, responde al conocido como capacocha, el cual se llevaba a cabo en tiempos de desgracia (fenómenos climáticos, pestes, etcétera) pues ante ellos los incas pensaban que la comunidad había obrado mal o no había atendido como debía a sus huacas.

Los incas poseían sus rezos, tenían su concepto del pecado, ayunaban (Juanita, por ejemplo, ayunó un día antes del sacrificio) y se confesaban con los sacerdotes. No faltaba la creencia en un más allá bueno, adonde iban los nobles y los que se portaban bien. Los demás iban a un más allá malo, donde se padecía hambre y frío.

 

FUENTES: MORALES PADRÓN, Francisco. "Historia General de América",
tomo V de Manual de Historia Universal, Madrid, 1962, pp. 108 y 109.

 

Fotografía de Marcelo Rodríguez

 

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