Tras la Última Cena, Cristo sale con sus discípulos para orar en un olivar situado al otro lado del torrente Cedrón. Finalmente, los apóstoles quedan vencidos por el sueño mientras Jesús cae con ambas rodillas en tierra, víctima de un intenso sufrimiento, implorando las fuerzas necesarias para afrontar el sacrificio que le aguarda.

El ángel confortador llamado Egudiel baja entonces del cielo para confortarle y, dependiendo del modelo iconográfico, se sitúa frente al Varón con un cáliz en la mano o bien señalando al firmamento en alusión a la Gloria Eterna que alcanzará junto al Padre.

La obra que comentamos, talla completa en madera policromada, responde a la estética afectada y preciosista del escultor e imaginero Miguel Zúñiga Navarro (1939), sucesor contemporáneo de los grandes maestros de la escuela escultórica de Granada. El artista suaviza los detalles cruentos a la hora de representar la fuerte tensión psíquica del momento, que lleva a la formación del sudor sanguíneo en la frente de Jesús, y reemplaza los recursos dramáticos por una actitud de abandono al consuelo que le ofrece el Ángel.

Formado junto al también escultor e imaginero granadino Domingo Sánchez Mesa, Miguel Zúñiga es uno de los imagineros más prolíficos del último cuarto del siglo XX en la provincia de Granada. Para Almuñécar ha realizado también las imágenes de Jesús Atado a la Columna, La Piedad y Cristo Resucitado, talla que muestra una gran afinidad con la presente imagen del Señor de la Oración en el Huerto de los Olivos.