Como muchos otros de su clase, el misterio malagueño del Prendimiento reune tres pasajes evangélicos, simultáneos en la procesión pero sucesivos cronológicamente según las escrituras: el beso de Judas, la agresión física de San Pedro a Malco y el momento mismo del Prendimiento por parte de la soldadesca.

Descubierta su traición en la Cena Pascual por el propio Maestro, Judas Iscariote salió a toda prisa para volver con los esbirros de los Sumos Sacerdotes al Huerto de Getsemaní y dar un beso a Jesús con el fin de cumplir la contraseña acordada para prenderlo. Una vez que los soldados se abalanzan sobre Cristo, San Pedro desenvaina su espada y le corta la oreja a uno de los siervos de los sacerdotes, popularmente conocido como Malco.

Las imágenes de Jesús y Judas, talladas por el escultor e imaginero sevillano Antonio Castillo Lastrucci (1963), son lo único a conservar de un grupo escultórico que se encuentra en proceso de renovación por parte del joven escultor e imaginero malagueño Juan Manuel García Palomo, quien ha labrado en estos dos últimos años las figuras de San Pedro Apóstol, Malco, un soldado romano y San Juan Evangelista.

Como realizara varios años antes para la sevillana Cofradía de la Redención, Castillo Lastrucci modela la escena del beso inspirándose en el misterio del Prendimiento esculpido por el maestro murciano Francisco Salzillo para la Cofradía del Nazareno de Murcia, popularmente llamada Cofradía de los Salzillos, donde Jesús adopta un semblante sumiso y resignado ante el fatal destino y Judas rasgos siniestros que permiten exteriorizar su maldad.