Del misterio de Azotes y Columna realizado por Francisco Buiza en 1974 para la cofradía sevillana de las Cigarreras sólo subsiste la imagen del Señor, cuarto titular de la corporación tras procesionar imágenes realizadas por Amaro Vázquez, el taller de Pedro Roldán y Joaquín Bilbao.

Las otras tres figuras -dos sayones que lo azotan y un soldado romano que contempla atento el suplicio- fueron trasladadas a Bollullos Par del Condado (Huelva), una vez reemplazadas por nuevas tallas del imaginero sevillano José Antonio Navarro Arteaga (2003), quien había incluido otro romano a la escena en 1996.

Previamente, en 1985, el también imaginero Francisco Berlanga de Ávila, discípulo de Francisco Buiza, había labrado nuevos bustos a los dos sayones, concebidos con una fealdad que, pese a ser la habitual de los verdugos en este pasaje, no fue del agrado de la hermandad.

Para Torrejón Díaz y Romero Torres, Buiza "ha concebido una composición de gran movimiento con la acertada combinación de la posición de las piernas, el paso adelantado del pie izquierdo y la inclinación del cuerpo hacia la columna que contrarresta con el giro de la cabeza hacia el lado contrario".

Dramático y abatido, el Cristo Atado a la Columna es nuevamente deudor de las técnicas mesinas, visibles en su noble modelado y en el efectismo que conmueve fácilmente al espectador. Lamentablemente, estamos ante otro simulacro de la capital hispalense que no goza de una aceptación pareja a sus brillantes resultados.