MES DE JUNIO 2013 - FIDES SANCTI REGNI
PRENDIMIENTO
Francisco José Carrillo Garrido y María del Carmen Bermejo Cuesta. Fotografía de Pedro Pérez Montoro
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En la imagen del Cristo del Amor en su Prendimiento, titular de la Cofradía del Perdón, se concentran muchas tendencias estilísticas: desde la tradición clásica antigua hasta caracteres renacentistas-manieristas, pasando por la riqueza del barroco en su vertiente de la imaginería andaluza; teniendo también muy presente a nombres del neobarroco del siglo XX, como el artista gaditano Luis Ortega Bru y su peculiar forma de ver la escultura, quedando en ella la fuerza miguelangelesca propia de dicho autor aunque contenida por las serenas formas de la escuela sevillana que recuerdan a Juan Martínez Montañés. Presenta a Jesús aún en el Huerto de los Olivos; concretamente, en el momento en el que se levanta de orar, tras haber oído la tropelía, y ante la presencia del apóstol traidor que lo reclama con una llamada de atención, señalándolo con un beso. La hechura cristífera, labrada al igual que el resto en madera de cedro real, muestra un rostro pálido por el trance de la oración al Padre y una postura dinámica abierta, con una ligera flexión en las piernas, que se encuentran separadas y orientadas de forma perpendicular. El escultor sevillano José Antonio Navarro Arteaga ejecuta el misterio del Prendimiento para Jaén entre los años 1992 y 1994, y no aglutina como en un rompecabezas las anteriores influencias, sino que se impregna de su totalidad, llegando a límites de hiperrealismo como muchos neobarroquistas. El grupo está formado por las figuras de Cristo, Judas Iscariote, los apóstoles Juan, Pedro y Santiago, dos militares romanos y Malco, sicario del Sumo Sacerdote. En la composición Navarro Arteaga sigue los modelos de Antonio Castillo Lastrucci, que introdujo personajes de aspecto cotidiano para dar un sentido costumbrista a cada escena, acercándose así a la tradición de Diego Velázquez y sus rostros sacados del pueblo español del siglo XVII. La inestabilidad de la figura de Jesús, que alcanza una altura de 187 cm, viene por estar apoyado en dos planos diferentes, apoyándose el pie izquierdo en una pequeña elevación del suelo, flexionando por tanto la rodilla. De complexión fuerte y creíble, nos muestra el desarrollo del cuerpo humano en toda su plenitud, con un estudio pormenorizado de todos los elementos, tanto externos como incluso los internos. La policromía muestra un trabajo de gran virtuosismo. Por la tez del Redentor resbala el sudor mezclado con la sangre, con los ojos cristalizados en lágrimas y los labios mojados por la agonía del momento, produciendo juegos efectistas al iluminarse con la luz de las velas; un recurso con el que Navarro Arteaga se vale para causar en el fiel sentimientos compasivos, así como para producir un realismo más veraz. En el trabajo del oscuro cabello quedan los mechones reducidos al mínimo y ahuecados al máximo, presentando oquedades en el que se puede ver un exagerado juego claroscurista. El precedente de este grupo escultórico para vestir lo encontramos en un interesante simulacro de talla completa labrado por el también sevillano Juan Abascal Fuentes (1969), actualmente en la sacristía del templo de Cristo Rey, sede canónica de la mencionada hermandad de penitencia. Destacar por último la talla de Judas Iscariote, que se enrosca, como si de una serpiente se tratara, hasta llegar a la mejilla del Maestro. Se halla anatomizada en su totalidad como las demás figuras de misterio -aunque solo están policromadas sus partes visibles, lo mismo que Malco y los soldados romanos; por el contrario, se policroman en su totalidad los apóstoles- y presenta matices coloristas; por ejemplo, en la pelirroja caballera conforme a lo que la tradición ha venido representando. En este personaje se mezcla también la tradición italiana con el carácter añejo de los figurantes populares sevillanos y salzillescos. |
FUENTES: www.cofradiadelperdon.com
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