MES DE JUNIO 2013 - FIDES SANCTI REGNI
JESÚS DE LA CAIDA

Sergio Cabaco y Jesús Abades. Fotografía de Pedro Pérez Montoro


 

 

 

La cofradía jiennense del Cristo de la Clemencia fue fundada en 1593; tras diversos avatares y una primera reorganización en 1850, fue reorganizada de nuevo en 1945, el mismo año en que la escultora valenciana Josefina Cuesta realiza una talla de Jesús de la Caída en madera (cabeza y manos) y escayola (túnica) policromadas, a la que el también valenciano Rafael Rubio Vernia labró nueva cabeza en 1950 pues la anterior no acababa de satisfacer al donante de la obra -Francisco González Quero, gobernador de la Cofradía de la Vera Cruz tal y como narra la prensa de la época-; sin embargo, el resultado de esta remodelación tampoco fue el esperado, de ahí que cinco años después se decidiera encargar una obra nueva y completa al granadino Emilio Navas-Parejo, hijo del afamado artista José Navas-Parejo Pérez. El primitivo simulacro recibe culto desde el año 1970 en la Parroquia de San Nicolás de Bari del municipio de Úbeda (Jaén).

Como su propio título indica, Cristo cae en tierra camino del Monte Calvario, apoyando las dos rodillas en el suelo. La imagen, iniciada en 1955 y concluida al año siguiente, inclina la cabeza hacia la derecha y proyecta la fatigada mirada al suelo, buscando fuerzas para continuar con su penosa andadura. Presenta peluca de pelo natural y corona de espinas superpuesta, cincelada en metal precioso. El semblante, inspirado en la estética impuesta por los grandes maestros granadinos, posee los ojos de cristal, pestañas postizas en los párpados superiores, afilado perfil y labios entreabiertos que permiten entrever la dentadura tallada. La mano izquierda abraza el travesaño del madero, mientras la derecha se apoya sobre una peña.

Al estar completamente anatomizada, ha procesionado en varias ocasiones despojada de la túnica de terciopelo morado -bordada en oro en el cuello, las mangas y la cola- con la que normalmente se halla revestida. Presenta un correcto estudio formal y moderados signos cruentos en su policromía, aplicada empleando unos tonos marfileños que son muy típicos de los inmortales modelos creados por José de Mora. En 1988 fue intervenida por Carmen Bermúdez Sánchez, quien realizó una restauración integral que comprendió la aplicación de una nueva policromía, con técnicas reversibles, en aquellas zonas donde era estrictamente necesario; caso de la frente, los pies, la mano derecha o el hombro izquierdo del Nazareno donde se apoya el madero.

El nombre del autor figura inscrito en la trasera de la peana del Cristo. Al igual que su hermano José, fue Emilio Navas-Parejo continuador del trabajo paterno; de hecho, el Caído presenta grandes semejanzas con piezas similares salidas del renombrado taller de arte sacro en vida de su padre, fallecido en 1953, caso del Nazareno de las Torres venerado en Álora (Málaga), localidad natal de José Navas-Parejo Pérez. Su trabajo, por tanto, adolecía de falta de iniciativa y carácter seriado -defectos ya presentes en gran parte de la producción imaginera del fundador, que tuvo que hacer frente a una reproducción masiva (en ocasiones meras copias) debido a las numerosas pérdidas sufridas en la Guerra Civil-, así como de una mayor simplificación formal. Gracias a las investigaciones de Inmaculada España Jiménez y a los testimonios de varios cofrades, sabemos que Emilio realizaba también los trámites de ventas y era el encargado de las relaciones públicas del taller.

 

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