MES DE JUNIO 2013 - FIDES SANCTI REGNI
YACENTE
Sergio Cabaco y Jesús Abades. Fotografía de Pedro Pérez Montoro
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Obra de uno de los escultores jiennenses más prestigiosos del siglo XX, el aspecto actual del Cristo Yacente de la Cofradía de la Soledad se encuentra sensiblemente alterado por haber sido renovada su policromía por los imagineros Juan Abascal (1961) y Francisco Romero Zafra (2004); sevillano y cordobés, respectivamente. Estamos ante una imagen que se presenta tendida sobre una losa cubierta con un lienzo -todo ello labrado en la misma pieza escultórica-, y no sobre un lecho de tejido natural, lo que unido al desplome del brazo derecho otorga un mayor patetismo al simulacro; ello se debe a que representa el momento en que acaba de ser bajado de la cruz y tendido sobre la piedra de las unciones del sepulcro, antes de ser depositado en el mismo. La obra, tallada en madera de pino de Flandes -con policromía inicial del pintor Francisco Cerezo-, sigue los dictados del famoso Lienzo de Turín; de hecho, posee la misma altura que el Hombre de la Síndone: 183 cm. La composición, plena de un patetismo seco y sin concesiones a la dulzura, remite también a los populares modelos de Gregorio Fernández. La lacia cabellera se esparce sobre el lecho y el dolorido rostro muestra signos tanatológicos propios de una muerte violenta; caso de los ojos abiertos, con la apagada mirada dirigida al cielo, y la boca desencajada, a través de la cual se observan claramente los dientes superiores tallados. La apolínea anatomía ofrece un torso minuciosamente modelado, resaltando los músculos, huesos y tendones de la caja torácica. El brazo izquierdo reposa sobre el rehundido vientre, mientras que el otro se desploma fuera del lecho. Las manos se hallan abiertas, con los dedos ligeramente flexionados como consecuencia de haber sido horadadas sus palmas al inicio de la Crucifixión. El paño de pureza es una estrecha banda horizontal que cubre la desnudez total del Varón, cuya pierna derecha se encuentra totalmente extendida; en cambio, la derecha aparece levemente flexionada por conservar la rigidez de la postura en el madero. Las recientes carnaciones de Romero Zafra son torturadas y macilentas. En palabras de su autor, Constantino Unghetti Álamo, quien esculpió la figura en 1959, "representa el momento de soledad que sufre Cristo, en el que no tuvo una mano piadosa que terminara de cerrar sus ojos para que dulcificara su expresión de dolor". Procesiona sobre trono de caoba y bronce labrado por Antonio Canales. |
FUENTES: http://soledadjaen.es/web/
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