MES DE JUNIO
EL PENTECOSTÉS

Sergio Cabaco y Jesús Abades


 

 
 

 

El origen de la fiesta cristiana que ha dado pie a tan singular iconografía lo encontramos en el texto bíblico de los Hechos de los Apóstoles (1, 1-14) que narra el nacimiento de la Iglesia como Pueblo de Dios a los cincuenta días de la muerte y resurrección de Jesús, coincidiendo con la fiesta judía instituida en memoria de la ley que Dios les había dado en el Monte Sinaí.

Estando María con los discípulos en una casa, encerrados por miedo a los judíos, una ráfaga de viento dio paso a la aparición del Espíritu Santo, que arrojó unas lenguas de fuego sobre cada uno de los presentes para llenarlos de una fuerza sobrenatural que, frente a cualquier temor, les impulsara a salir y cumplir su cometido como Pueblo de la Nueva Alianza sellada con la sangre de Cristo.

La obra que nos ocupa preside el retablo mayor de la iglesia salmantina del Espíritu Santo, construida en el siglo XVII para el Colegio de la Ccompañía de Jesús y popularmente conocida como La Clerecía ya que, tras la expulsión de la Orden Jesuita de nuestro país en el año 1767, quedó el templo en propiedad de una institución de Salamanca llamada la Real Clerecía de San Marcos.

Se trata de un altorrelieve realizado, al igual que la mayoría de las figuras del retablo, por el escultor vallisoletano Juan Rodríguez, discípulo de Gregorio Fernández, quien contrató su ejecución en el año 1674. La policromía y estofado corrió a cargo de Antonio Fonseca (1675-1680).

Además de la evidente valía del conjunto, llama la atención la inusual presencia de Santa María Magdalena y Santa María Salomé flanqueando a María y formando parte del Colegio Apostólico dispuesto simétricamente en torno a la Virgen, situada en el punto más alto de la composición para recibir las divinas llamas de la Tercera Persona de la Trinidad, representado como es habitual con forma de paloma.

 

Fotografía de Alejandro del Mazo

 

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