MES DE JUNIO
LAS TENTACIONES EN EL DESIERTO

Sergio Cabaco y Jesús Abades


 

 
 

 

El pasaje del Ayuno y las Tentaciones de Cristo aparece recogido con detalle en los Evangelios de San Mateo (Mt 4, 1-11) y San Lucas (Lc 1, 1-13) y, de forma mucho más sucinta, en el de San Marcos (Mc 1, 12-13). Las tres versiones del Nuevo Testamento coinciden en que Jesús, conducido por el Espíritu Santo, se retiró a probarse en el desierto durante cuarenta días con vistas al futuro sacrificio, una vez que fue bautizado por San Juan Bautista en el río Jordán.

Fueron tres las tentaciones padecidas por Jesús, en palabras de San Mateo y San Lucas: una en la que Satanás exige una demostración de la divinidad de Jesús, conminándole a arrojarse por un precipicio para ser recogido por ángeles enviados por Dios; otra en la que pone a prueba su honestidad, ofreciéndole las riquezas del mundo a cambio de postrarse a sus pies, y una tercera, en la que vuelve a reclamar una prueba de su poder divino al pedirle que convierta una piedra en pan. Ésta última es la que representa la obra que analizamos a continuación.

Se trata de un altorrelieve pétreo perteneciente al periodo románico (siglo XII), labrado en uno de los capiteles del claustro de la Iglesia de Santa Maria de l'Estany, en Barcelona. La figura de Jesús se halla recreada siguiendo las fórmulas bizantinas del Pantocrátor, habituales en los simulacros cristíferos de la época. La diferencia se halla en la actitud de la mano derecha, que en lugar de bendecir al pueblo se muestra en actitud de apartar de su lado al demonio, que sostiene la piedra en su mano izquierda y aparece recreado con cuernos, colmillos y patas de macho cabrío, según la monstruosidad propia del medievo.

 

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