MES DE JUNIO
EL DULCE NOMBRE DE JESÚS

Sergio Cabaco y Jesús Abades


 

 
 

 

El Dulce Nombre de Jesús hace referencia al modelo iconográfico del Niño Dios, de carácter exento y concebido como Salvador del mundo desde su más tierna infancia. Las primeras representaciones del tema en el orbe cristiano se remontan al arte paleocristiano, heredadas de los modelos romanos que representaban victoriosos a los miembros más pequeños de las familias imperiales.

En los siglos XVII y XVIII, aumenta notablemente la producción de estas esculturas y empiezan a crearse sugestivos modelos como los Niños Pasionarios, portando los atributos del martirio, o aquellos en los que Jesús aparece dormido sobre una calavera o con la cabeza apoyada sobre una mano y la calavera a sus pies, a modo de los simulacros del Varón de Humildad y Paciencia, reflexionando sobre el sacrificio que le aguarda.

La obra que tratamos es una excelente muestra de la maestría que alcanzó la platería española en el barroco. Conservada en el Museo Catedralicio de Segovia, fue primorosamente labrada en el siglo XVIII por un taller cordobés de orfebrería y recrea otra célebre versión sobre el tema: el Niño Jesús Resucitado, muy popular entre las hermandades sacramentales, que porta la Cruz de la Victoria en la mano izquierda mientras alza la derecha en actitud de bendecir y celebrar tanto el triunfo sobre la muerte como la Ascensión junto al Padre.

 

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