LA OBRA DE ANTONIO CASTILLO LASTRUCCI (XVI)
CRISTO DE LA LUZ (DALÍAS - ALMERÍA)
Jesús Abades y Sergio Cabaco. Con información de Salvador Fornieles y Guillermo Méndez Sánchez
La devoción al Cristo de la Luz, patrón de Dalías, se remonta en el tiempo. Algunas leyendas la sitúan en el siglo XVI. De 1804 es la carta del párroco de Dalías al obispo de Granada, a cuya diócesis pertenecía entonces, en la que se describe todo lo salvado del violento terremoto que asoló la villa, incluyendo el Crucificado. En la topografía médica de Rodrigo Carreño, de mediados del siglo XIX, se lee en referencia a sus comentarios sobre la iglesia de Santa María de Ambrox: "se da culto en ella y muy ferviente a un Jesús enclavado que llaman el Santo Cristo de la Luz, que es una obra al bulto hecha en bronce de un merito artístico sobresaliente". Así llegamos al siglo XX, cuando la antigua imagen fue destruida en la Guerra Civil y Francisco Callejón Moreno y José Lirola Cerezuela encargan la actual a Castillo Lastrucci. El contrato se firmó el 10 de abril de 1937, aunque la imagen no llego a Dalías hasta dos años después, el 3 de mayo de 1939. El precio establecido fue de 4.000 pesetas y las condiciones de pago eran las siguientes: dar 1.000 pesetas a la firma del contrato, otras 1.000 cuando estuviera en la madera y las 2.000 mil restantes cuando llevara quince días en Dalías. Las semejanzas con otras versiones de la iconografía por parte de Antonio Castillo Lastrucci son indudables, tanto en la silueta triangular, al hallarse crucificado por tres clavos, como en otros detalles igualmente heredados de los grandes maestros de la escuela sevillana, caso del desplome de la cabeza hacia la derecha, la disposición de los dedos de las manos, el sudario sujeto con una cuerda, o la acentuación de la musculatura abdominal y de los surcos intercostales, realmente salientes en este caso. Sin embargo, brazos y piernas presentan una delgadez mayor de lo habitual. La corona de espinas, de plata y superpuesta, propia de la estatuaria procesional del sureste, contribuye a distinguir la pieza de otras similares que se conservan en Andalucía Occidental. El rostro de este Crucificado es uno de los más bellos y mejor acabados dentro de las imágenes pasionistas del autor. La imagen ha sufrido varias intervenciones desde que el incendio del templo de Santa María de Ambrox, ocurrido el 20 de septiembre de 1993, causara serios daños en su policromía. En 1994 fue restaurado por el matrimonio Abad Martínez, y en 1998 por los hermanos Cruz Solís, que desde entonces le llevan a cabo periódicamente un exhaustivo seguimiento y actualmente realizan una nueva restauración a la talla. |
Fotografías de Guillermo Méndez Sánchez para Ser Silencio
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